
La Junta de Comunidades de Castilla La Mancha declara nueve lugares de la Región como BIC (Bienes de Interés Cultural) relacionados todos con la vida y la obra de Miguel de Cervantes Saavedra, formando parte de la celebración del Cuarto Centenario de su muerte
El Diario Oficial de Castilla La Mancha del lunes 27 de junio ha publicado una Resolución de a Viceconsejería de Cultura por la que se inician los expedientes para declarara Bienes de Interés Cultural nueve lugares de nuestra Región: El molino de viento El Zurdo en Mota del Cuervo (Cuenca), La cueva de Montesinos en Ossa de Montiel (Albacete), Los molinos de viento de El Romeral (Toledo), Los molinos de viento de la Sierra de los Yébenes en los municipios de Los Yébenes y Orgaz (Toledo), la delimitación del entorno de protección de la casa de Cervantes en Esquivias (Toledo), los pozos monumentales de El Toboso (Toledo) y los tres lugares alcazareños siguientes: Los molinos de viento del Cerro de San Antón, La Casa del Hidalgo y La Azulejería de la Antigua Fonda de la Estación de Ferrocarril.
Todos los elementos poseen un sobresaliente valor patrimonial y deben contar con una adecuada protección que garantice su transmisión a las generaciones venideras, por ello y en el año en que celebramos el cuarto centenario de la muerte de Miguel de Cervantes, estos nueve elementos se suman a los bienes cervantinos de interés cultural que son: La casa de Cervantes en Esquivias (Toledo), la cueva de Medrano en Argamasilla de Alba (Ciudad Real), los molinos de viento Burleta, Sardinero e Infanto en Campo de Criptana (Ciudad Real), el molino La Unión en Camuñas (Toledo), la venta de Borondo en Daimiel (Ciudad Real), la iglesia de San Antonio Abad en El Toboso (Toledo), el cerro Calderico en Consuegra (Toledo) y la venta de la Inés en Almodóvar del Campo (Ciudad Real).
En Alcázar contaremos con tres nuevos lugares
Tanto los Molinos de Viento del Cerro de San Antón como la Casa del Hidalgo serán declarados Bienes de Interés Cultural con la categoría de Construcción de Interés Patrimonial, mientras que los azulejos de la Fonda y Sala de Espera de la estación de ferrocarril lo serán con la categoría de Elemento de Interés Patrimonial.
Es de destacar que los de Alcázar de San Juan, son los únicos Bienes de Interés Cultural que han sido declarados en la provincia de Ciudad Real.
Los Molinos de viento del Cerro de San Antón
Este enclave conserva actualmente cuatro de los diecinueve molinos de viento que llegó albergar el término municipal de Alcázar de San Juan, los cuatro han sido rehabilitados y adaptados a diferentes usos en época actual, conservando sus dimensiones y acabados primigenios. En los años sesenta del pasado siglo les fueron asignados los nombres de Rocinante, Fierabrás, Dulcinea y Barcelona.
En torno a los molinos se ha recreado un empedrado circular a modo de plaza enrasada. Estas plazuelas están comunicadas entre sí por un paseo transitable, también empedrado. En el caso del molino Fierabrás, único que realiza la molienda, la plazuela queda delimitada por un murete y en ella se conservan los hitos de amarre: nueve sillares encalados dispuestos de forma radial y equidistantes seis metros en torno al molino, que sirven para el amarre del borriquillo y sujeción del palo de gobierno.
Los cuatro molinos están, al exterior, perfectamente acabados, manteniendo caperuza, aspas, borriquillo, hitos y palo de gobierno. En su interior, los molinos Barcelona y Dulcinea carecen de mobiliario y enseres, mientras los molinos Rocinante y Fierabrás ha sido equipado en sus diferentes plantas con cartelería informativa, textual y gráfica, sobre el paisaje de La Mancha.
Por su parte, el molino Fierabrás cuenta con el equipamiento tradicional del molino de viento en sus tres plantas. En la planta baja se ha instalado “el silo”, en la intermedia “la camareta” o lugar donde cae la primera molienda y la harina es tamizada antes de continuar hacia el silo. En la planta superior se ubica el “moledero”, donde se ha instalado una réplica completa de la maquinaria tradicional.
Dos de los molinos del Cerro de San Antón han sido rehabilitados y acondicionados por el Ayuntamiento de Alcázar de San Juan en la primera década del siglo XXI (entre 2005 y 2008), experimentando un proceso de recuperación, consolidación e incorporación de elementos como aspas, caperuza, palo de gobierno, etc., de manera que actualmente presentan un perfecto estado de conservación, siendo habitables y visitables por el público.
No obstante lo anterior, tan sólo en el molino Fierabrás (que ya fue objeto de intervención para su recuperación en 1967, momento en que se levantó el molino Barcelona) se ha recuperado la maquinaria (prácticamente de nueva factura), con lo que a día de hoy es el único molino con capacidad para la molienda, que se realiza con carácter demostrativo de manera esporádica.

La Casa del Hidalgo
“Casa del Hidalgo” es la denominación dada recientemente al inmueble en el proceso de reconversión del edificio como museo y centro de interpretación dedicado a la forma de vida de los hidalgos manchegos. Su nombre antiguo era el de Casa del Rey, ya que fue la residencia del Gobernador de la Real Fábrica de Pólvora que existía en Alcázar de San Juan desde el siglo XVI. También estuvo destinada a habitación del Coronel Director de la Fábrica de Salitres, cuando la citada fábrica estuvo a cargo del cuerpo de artillería en 1850. Unos años después, en 1863, por la supresión de la fábrica del Salitre de Alcázar, se vendió la casa en subasta pública, siendo su propietario a principios del siglo XX D. Julián Olivares, hasta que a principios de este siglo XXI la adquiere el Ayuntamiento para rehabilitarla y ubicar en ella el museo que hoy conocemos.
La tipología de la misma responde a una casona cuyos antecedentes hay que buscarlos en las “casas patio” y “casas patio entre medianeras”. Aunque son muchos los elementos con los que debió contar la casa y que se encuentran desaparecidos, se mantienen algunos testigos arquitectónicos, como los techos nobles de madera del tipo alfarje o artesonado que debió tener, ya que en el mirador que después fue utilizado como palomar podemos encontrar en su cubierta vigas gramiladas conformando un antiguo forjado de madera de estilo mudéjar.
Lo que sí se ha conservado es el acceso desde la calle al zaguán, que se hacía a través de una gran portada adintelada, con balconada característica de finales del siglo XVII o comienzos del XVIII. A través de otra gran puerta se accede al patio con siete columnas toscanas, en torno al cual se articulan las dos plantas de la vivienda. Desde patio se accede a dos estancias subterráneas abovedadas y excavadas en la roca, de las cuales una se dedicó a bodega y la otra a la conservación de alimentos y posteriormente se reutilizó como aljibe después de haber sido sellada su entrada originaria. En el extremo oeste de la planta inferior de la vivienda se sitúa un pozo con un brocal tallado en piedra arenisca y decorado con motivos vegetales barrocos, que posee una conducción que capta el agua de lluvia que cae al patio, haciendo funciones de “impluvium”.
En la fachada actual, se puede ver una gran puerta en arco de medio punto que posteriormente fue reconvertido en ventana y que hoy en día es la entrada al museo. Este viejo portalón debió de ser el que daba acceso a la primitiva vivienda.

La Azulejería de la Antigua Fonda del Ferrocarril
En el año 1848 se abrió al tráfico la primera línea ferroviaria en suelo peninsular entre Barcelona y Mataró. En 1854 se terminó el tramo que unió las localidades de Tembleque con Alcázar de San Juan, en el contexto del proyecto de construcción del ferrocarril al Mediterráneo que uniría Madrid con Alicante en 1858. En 1860 se sumó a esta línea otra que, partiendo de Alcázar de San Juan, conectaba con Manzanares y proseguía hacia el sur. Se creaba así una encrucijada que condujo al replanteamiento de las instalaciones originales construidas pensando en la comunicación con Alicante. En 1861 se amplió el edificio de viajeros para albergar el nuevo servicio de fonda, destinado a venta de comestibles y bebidas a los viajeros. A mediados de la década de 1920 mejorarían los accesos a las instalaciones ferroviarias desde la propia población. La construcción del pabellón de entrada y del paso inferior serían determinantes para el futuro de la fonda.
En los años 80 del siglo XX se llevó a cabo una profunda remodelación que afectó a la azulejería; un artículo de junio de 1985 sostiene que para conservar los famosos mosaicos con motivos de Don Quijote que adornan varias dependencias del citado edificio, se desmontaron los muros en los que estaban colocados para situarlos en los nuevos lugares elegidos como una pieza prefabricada, a fin de evitar el deterioro que se hubiera producido en ellos de arrancarlos uno a uno.

Los paneles de azulejos que decoran la fonda y sala de espera de la estación del ferrocarril de Alcázar de San Juan proceden del taller de Mensaque Rodríguez en Triana. Su origen hay que buscarlo en la relevancia que adquirieron los talleres trianeros con motivo de la Exposición Iberoamericana de 1929. En especial, fue determinante la decoración con motivos quijotescos efectuada en el parque sevillano de María Luisa. Los ceramistas tomaron como modelo las ilustraciones creadas por José Jiménez de Aranda para la edición del Quijote de 1905, año en que se celebraba el III Centenario de la publicación de la primera parte del Quijote. La gran afluencia de público a Sevilla con motivo de la Exposición trajo consigo el incremento de encargos a los talleres azulejeros y, en especial, popularizó la serie quijotesca.
El encargo de los paneles quijotescos para la estación de tren de Alcázar de San Juan debe ponerse en relación con las obras de mejora de las instalaciones efectuadas a mediados de la década de los años 20 del siglo XX (especialmente si tenemos en cuenta que la fábrica Mensaque Rodríguez y Cía. comenzó a funcionar en 1917).
Los azulejos se dividen en dos espacios claramente separados: la fonda y la sala de espera (que en su día fue salón de la fonda). El primero de ellos tiene planta rectangular, unas dimensiones de 18 metros de largo por 9 metros de ancho. Cuenta con cuatro puertas enfrentadas en sus lados largos, y otras dos puertas en sus lados cortos. Las dos puertas del muro oeste comunicaban con la sala de espera, pero actualmente sólo uno de ellos cumple esa función, en tanto que el otro está tapiado. Los paneles se sitúan formando zócalos interrumpidos por los vanos, de tal modo que el espacio de la fonda cuenta con un total de doce paneles.
En la sala de espera hay un total de 1.179 azulejos conservados (110 con motivos quijotescos) y 44 medios azulejos, que se reparten en cuatro paneles.
En la fonda hay un total de 2.645 azulejos conservados (268 con motivos quijotescos) y 15 (2 quijotescos) destruidos, que se reparten en doce paneles.
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