Archivo mensual: noviembre 2023

«Mañana Volveré» de Hugo de la Riva emociona en la Academia de Cine de Madrid

El pasado lunes 20 de noviembre, la Academia de Cine de Madrid fue el escenario de la proyección del conmovedor cortometraje «Mañana Volveré», dirigido por el talentoso Hugo de la Riva, nacido en Alcázar de San Juan. La película es su más reciente obra y es candidata al premio Goya a Mejor Cortometraje de Ficción.

Para que un cortometraje pueda aspirar al codiciado Premio Goya, se requiere haber obtenido previamente la selección oficial en al menos 7 festivales calificadores. Estos festivales, de la más alta categoría en el panorama nacional, son la puerta de entrada para que las obras destaquen y se consoliden en el competitivo mundo del cine español.

«Mañana Volveré» cuenta con las destacadas actuaciones de Silvia Casanova y Oriol Cervera, y fue rodado en Alcázar de San Juan, específicamente en el Tanatorio y Funeraria Ortega. La historia, ambientada en este entrañable lugar, rinde homenaje a nuestros mayores, ofreciendo un canto de amor a los abuelos y explorando temas de memoria, pérdida y conexión familiar.

Este conmovedor cortometraje ha recibido elogios tanto del público como de la crítica, consolidándose como una obra emotiva y bien recibida. La elección de filmar en Alcázar de San Juan añade una autenticidad única a la narrativa, sumergiendo a la audiencia en la calidez y la belleza del entorno local.

Hugo de la Riva, reconocido por su habilidad para contar historias profundas y emotivas, ha logrado un éxito continuo con «Mañana Volveré». La película ha cosechado elogios en diversos festivales y eventos cinematográficos, consolidándose como una obra destacada en el panorama del cine actual.

Para aquellos que deseen experimentar esta entrañable historia, «Mañana Volveré» está disponible para su visualización en las plataformas Veomac y FlixOlé.

EVASIÓN CINE

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Los vinos DO La Mancha entregan sus Premios Solidarios con mucho arte

El Consejo Regulador galardona con los premios solidarios a la actriz Carmen Maura, el futbolista Fran garcía, el humorista Raúl cimas y el locutor de radio Alberto Herrera

El auditorio del Museo Nacional Reina Sofía acogió una velada especial organizada por la Denominación de Origen La Mancha con la entrega de sus Premios Solidarios 2023.  Unos galardones destinados a reconocer la trayectoria y joven proyección de personalidades destacadas en las facetas de comunicación, deportes y artes escénicas pero con un fin altruista ya que la dotación económica (5.000 €) del premio irá destinada a la ONG elegida por la personalidad galardonada.

Humor e ingenio en los Premios Profesionales

La gala, como en anteriores ocasiones, conducida con soltura y elegancia por la periodista de Antena 3, la alcarreña, Lorena García, volvió a dejar momentos de gran emotividad en el escenario del auditorio Reina Sofía.

El primer galardonado fue el  Premio Solidario en ‘Comunicación’, el locutor y colaborador de Herrera en la Onda, Alberto Herrera, quién donó los 5.000 € del Premio a Fundela, la fundación dedicada a la investigación de la ELA. Un enfermedad que por la que «falleció su abuela».

El toque de humor vino con Raúl Cimas, Premio Solidario en Cine, Artes Escénicas y Espectáculo. El albaceteño, que entregó el cheque solidario  a Medicus Mundi, afirmó «tener la suerte de nacer en una tierra como la manchega que exporta humor, vino y jugadores de fútbol, que meten goles que luego nos dan el mundial».

Por alusiones, el Premio Solidario en Deportes, el lateral izquierdo del Real Madrid, Fran García, compartió su ilusión por marcar con la selección, aunque para el jugador natural, precisamente, de Bolaños de Calatrava, Ciudad Real,  lo más ilusionante es «poder representar aquí hoy a mi tierra en Madrid», admitió. El joven futbolista cedió la cuantía del galardón solidario a la Fundación «Uno entre cien mil», en gesto de cercanía con los niños que luchan contra la leucemia.

La Premio Solidario de carácter honorífico fue para la actriz Carmen Maura, por toda su larga trayectoria en las pantallas y galardones recibidos en su carrera. Cedió el premio a la fundación Aladina, depositaria también de todos los fondos recaudados con la película que actualmente protagoniza,  ‘Mi otro Jon’ del director Paco Arango.

Premios Profesionales

La velada fue abierta con los Premios Profesionales otorgados por el Consejo Regulador en reconocimiento al talento de aquellos profesionales del sector vinculados al mundo de la Hostelería y la Restauración en contacto directo con el vino. Así, el chef del restaurante ‘El mirador’ de Villarrubia de los Ojos (CR), Javier Donaire, recibía el galardón en la categoría de restauración.

Por su parte, la directora regional de Paradores, Olivia Reina, recibía el Premio en Dirección de Hotel. Mientras que el Sumiller, Alex Pardo, recogía el galardón de su categoría.

El acto fue clausurado por el Vicepresidente 2º de la Junta de Comunidades de Castilla-La Mancha, José Manuel Caballero, quién recordaba en datos, la importancia económica del sector vitivinícola para la región siendo «el mayor viñedo del mundo en un productor que está en nuestros orígenes nuestro ADN y nuestra cultura, y por el que La Denominación de Origen promociona su calidad».

Antes, dieron la bienvenida las palabras del propio Presidente del Consejo Regulador Denominación de Origen La Mancha, Carlos David Bonilla, quien matizó el esfuerzo del sector en su apuesta por la calidad de los vinos embotellados y también Rafael Torres, Presidente de la fundación de Globalcaja Horizonte XXI, como entidad colaboradora de estos Premios Solidarios 2023. 


Promoción navideña de los vinos DO La Mancha

Premios Solidarios que marcan el inicio de una intensa semana para el Consejo Regulador, cuya promoción se centra en la capital madrileña a las puertas de la Navidad. De hecho, el próximo viernes, 24 de noviembre, un nutrido grupo de bodegas con Denominación de Origen La Mancha asistirá a la cita más importante del año para el Consejo Regulador a nivel nacional, con la presentación de los vinos en el hotel Rosewood Villa Magna de Madrid.

Una buena oportunidad para que público profesional y aficionados puedan así degustar también algunos de los vinos de la nueva añada 2023, apenas recién embotellados por las bodegas manchegas.

La entrada será libre, hasta completar aforo en acceso permitido a mayores de edad.

Consejo Regulador D.O. La Mancha

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‘Mañana Volveré’ de Hugo de la Riva se proyecta en la Academia de Cine previo a los Goya 2024

El próximo lunes 20 de noviembre a las 17:30, la sala de la Academia de Cine en Madrid será el escenario de la proyección del cortometraje «Mañana Volveré», escrito y dirigido por el talentoso cineasta castellanomanchego, Hugo de la Riva. Esta proyección se lleva a cabo en el contexto de su candidatura al premio Goya 2024 a Mejor Cortometraje de Ficción.

«Mañana Volveré» presenta una historia conmovedora y personal sobre el duelo y la despedida, centrada en la pérdida de una abuela. El cortometraje, protagonizado por la veterana actriz Silvia Casanova y el joven actor Oriol Cervera, ha cautivado a audiencias en todo el mundo, ganando más de 20 premios y siendo seleccionado en más de 40 festivales internacionales.

Con el apoyo del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan y la colaboración de Canon, «Mañana Volveré» ha demostrado ser un proyecto destacado en el panorama cinematográfico. La película no solo ha conquistado corazones en festivales, sino que también ha sido reconocida por su calidad y sensibilidad en la representación de historias cercanas y entrañables.

Hugo de la Riva, nacido en Castilla-La Mancha, ha demostrado su habilidad única para contar historias auténticas y emotivas. Su obra anterior ha sido elogiada por la crítica y el público, y «Mañana Volveré» promete consolidar aún más su posición en la industria del cine.

Evasión Cine

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En la Navidad, entre todos, haremos felices a muchos niños con la sexta campaña de recogida de libros “Ningún niño/a sin imaginación»

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En apenas unas semanas llegará la Navidad y desde la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan volvemos a apelar a la solidaridad de todos los alcazareños para conseguir libros usados para los niños que menos recursos tienen

Alcázar de San Juan, 15-11-2023.- La campaña de recogida de libros infantiles y juveniles “Ningún niño/a sin imaginación” alcanza ya su sexta edición con el objetivo de conseguir el mayor número de volúmenes de forma que ningún niño se quede sin desarrollar su imaginación por medio de la lectura en esta Navidad, por muy limitado que se encuentre su presupuesto familiar o por desfavorables que sean sus condiciones económicas.

A lo largo de 2023 los precios han seguido subiendo, sobre todo los de muchos productos básicos, que han hecho que las familias recorten drásticamente sus gastos en alimentación y destinen cada vez menos a libros e incluso a materiales escolares y se vayan apañando con lo justo.

Con la campaña Esta Navidad ningún niño/a sin imaginación” nos movilizamos un año más para recoger el mayor número posible de libros infantiles y juveniles, que, aunque ya hayan sido leídos en algunos hogares, su donación permite que alarguen su vida útil yendo a parar a las manos de otros niños que tienen más difícil el disfrute de este material. Todos debemos estar empeñados en evitar que la imaginación de estos niños no se desarrolle adecuadamente por falta de lectura.

Los días 21, 23, y 28 de noviembre, junto a los días 5 y 12 de diciembre (último día), se ha habilitado la sala 7 del Centro Cívico en la plaza de España de Alcázar de San Juan, en horario de horario de 19:00 a 20:00 horas para la recepción de libros infantiles y juveniles, usados, pero en buen estado, que sirvan para que otros niños puedan disfrutar del placer de la lectura.

Nuestro socio Enrique Lubián, será el encargado de acoger todos los libros que podáis aportar a esta campaña, permaneciendo a vuestra disposición en el Centro Cívico en el horario anunciado. Apelamos a vuestra generosidad y no dudamos que también este año haremos una magnífica recogida.

Los libros que aporten los donantes, se entregarán a la Asociación Cultural y Social “El Sosiego” (asociación que lleva ya varios años poniendo en práctica su campaña solidaria de recogida de juguetes), al objeto de que estos libros puedan formar parte de los lotes de juguetes a entregar a las familias más necesitadas de nuestra ciudad.

Recordamos los días de recogida en la Sala 7 del Centro Cívico, en horario de 19:00 a 20:00:

  • Noviembre: martes 21, jueves 23 y martes 28.
  • Diciembre: martes 5 y martes 12 (último día).

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

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Un público muy participativo disfrutó este domingo en Alcázar de la Ruta Cervantina

Con esta ruta se cerraban las X Jornadas Jornadas de Vino y Bautismo Qervantino que se iniciaron el pasado 2 de noviembre y que han abarcado multitud de actividades culturales en Alcázar de San Juan

Alcázar de San Juan, 12 de noviembre de 2023.- Un numeroso público que ha desafiado a la lluviosa mañana de domingo, asistió a la Ruta Cervantina (nuevamente coordinada por la Sociedad Cervantina de Alcázar), para conocer la fuerte vinculación de la ciudad con Miguel de Cervantes y con el Quijote.

Puntualmente a las 12:00 se reunían los asistentes en la estatua de Alonso Quijano con su gato, obra del escultor valdepeñero José Lillo Galiani, desde donde comenzaron a conocer características y curiosidades sobre la escritura del Quijote y su edición, así como lo que supuso para las letras españolas.

También sobre la tradición cervantina alcazareña, ciudad que cambió su nombre oficial por el de “Alcázar de Cervantes” durante algunos años de la Segunda República Española en el siglo XX, siendo identificada así en toda documentación oficial correspondiente a este periodo.

Seguidamente, los participantes en la ruta  continuación, los asistentes se desplazaron a la Plaza de Palacio, donde tuvieron ocasión de conocer -a través de las explicaciones de Luis Miguel Román-, la historia que encierra el Quijote Cósmico, busto que Eulalio Ferrer, santanderino exiliado en México tras la Guerra Civil y padre de la Fundación Cervantina de México, regaló a la ciudad de Alcázar de San Juan unos meses después de su nombramiento como hijo adoptivo en marzo de 1992, según cuenta en Salitre nº 8, Javier Calamardo Murat:

«Ferrer, que había fundado el Museo Iconográfico del Quijote en Guanajuato en 1987, quiso agradecer el reconocimiento obsequiando al pueblo alcazareño con un busto de Don Quijote. La escultura se colocó en la plaza de Palacio y la inauguración se llevó a cabo el 9 de julio de 1993, en presencia de Eulalio Ferrer, el alcalde Anastasio López, el escultor Santiago de Santiago y varios miembros de la corporación municipal, así como de numerosos vecinos de la localidad».

Precisamente en el pasado mes de julio se ha cumplido el trigésimo aniversario de su instalación. En este lugar, Luis Miguel Román contó a los presentes que la gran afición al Quijote y al coleccionismo de todo tipo de iconografía cervantina y quijotesca le vino a Eulalio Ferrer por la adquisición de una edición barata del Quijote (mediante su intercambio por tabaco) el 7 de febrero de 1939 en su camino al campo de refugiados de Argelès-sur Mer y que le marcaría para toda la vida:

«Fue una gran fortuna para mí que esta apretadísima edición de 1902, de Calleja, cayera en mis manos; libro de cabecera, como le llamo. Cuando aquel miliciano extremeño me ofreció el libro, en Port-Vendres, a cambio de la cajetilla de cigarros que llevaba, sin ser fumador, me pareció natural, sin duda ventajoso para mí. Nunca podré agradecer suficientemente la bondad de un regalo así. Nunca el más grande loco de nuestra historia estuvo mejor acompañado. Y no lo digo por mí, que no sé en qué grado lo estaré, sino por todos estos admirables locos con quienes comparto el confinamiento. En cada uno de ellos creo ver un gesto, una mirada, una ilusión de don Quijote». (pág. 60, “Entre alambradas”. Eulalio Ferrer).

Posteriormente y en el atrio de la Iglesia de Santa María, la más antigua parroquia de la diócesis de Ciudad Real, fundada en 1226, conocieron la existencia de la partida de bautismo de un niño llamado Miguel, hijo de Blas de Cervantes Saavedra y Catalina López, hecho acontecido en esta misma parroquia el 9 de noviembre de 1558 y que fue el inicio de la tradición cervantina de Alcázar de San Juan, que perdura hasta hoy.

Los asistentes se encaminaron por la calle San Antonio, pasando frente al Callejón del Toro, e hicieron una breve parada en la esquina con la calle San Juan, justo en el lugar en el que Manuel Rubio explicó a los presentes que estuvo la casa de don Juan López Caballero, que del matrimonio con Inés de Cabrera tuvo tres hijos, Catalina Vela, Pedro Barba y Juan Barba (nótese la diferencia de apellidos entre hermanos ya que entonces no era obligatorio registrarse con el primer apellido del padre y el primero de la madre, como en la actualidad). Según las crónicas de la época dos caballeros llamados Pedro Barba y su primo Gutierre Quijada, salieron de Castilla para cumplir una misión de armas en la corte de Felipe de Borgoña, midiéndose en duelo con los hijos bastardos del conde San Polo, y en el capítulo XLIX Primera Parte del Quijote, refiriéndose a estos dos personajes y refiriéndose a Gutiérrez Quijada, dice don Quijote: «de cuya alcurnia yo desciendo por línea recta de varón».

También explicó a los asistentes que un bisnieto de Juan López Caballero, llamado Alonso de Ayllón Gutiérrez de Quijada había perdido la razón y su mujer, Teresa de Mendoza, pide en su testamento que la justicia nombre a su yerno Pedro de Cervantes -primo hermano de Miguel de Cervantes-, tutor de su hija Clara de 8 años, para proteger su patrimonio de la demencia de su padre: «que no tiene juicio y le está defendida la administración de los bienes» tal y como Cervantes describe en el capítulo I a Alonso Quijano. Son unas coincidencias tan notables con lo escrito por Cervantes en el Quijote, que merecen ser resaltadas.

En la Plaza de Cervantes antiguamente llamada de los Rosqueros y de las Rubias, frente al lugar donde se encontraba la casa natal de Cervantes, se recordó la figura del moteño Fray Alonso Cano Nieto quien fue uno de los grandes valedores de Alcázar de San Juan como cuna del Quijote por la tradición oral que le había llegado, transmitida de forma directa a través de personas que habían vivido en la época del escritor, como fueron los abogados Rodrigo Ordóñez de Villaseñor (coetáneo de Miguel de Cervantes), Francisco de Quintanar y Úbeda, que fue pasante del anterior  y Juan Francisco Ropero y Tardío (abogado de los Consejos Reales), persona que fue la que puso al corriente a Fray Alonso Cano de la tradición cervantina de Alcázar que se había ido transmitiendo desde la época del propio nacimiento de Miguel, como queda recogido en el Proemio a la edición de 1780 de la Real Academia Española, realizado por el militar y académico Vicente de los Ríos.

La ruta finalizó en esta misma plaza dando un repaso al resto de los lugares del recorrido, como el Museo del Hidalgo donde se recrea la vivienda y el modo de vida de un hidalgo manchego del siglo XVII, o dando a conocer a los presentes los azulejos quijotescos del Parque Cervantes que son un patrimonio único en España, en os que se pueden ver gráficamente representadas todas las aventuras de la Primera y Segunda Parte del Quijote y que además están colocadas en perfecto orden cronológico.

Ya en las estatuas de don Quijote y Sancho Panza de la Plaza de España, recientemente remodeladas, se comentó la inspiración del escultor leonés, Marino Amaya, en la persona de Tico Medina para la estatua de Sancho Panza, que junto con don Quijote, forman desde 1971 la imagen icónica de Alcázar de San Juan que acoge a nuestros visitantes. Se comentó la curiosidad recientemente conocida por los asistentes a la conferencia del historiador Ángel Calamardo (celebrada hace unos días), en la que en una intervención del entonces alcalde José Eugenio Castellanos, explicó el motivo por el que ubicaron las estatuas de forma diferente a como las situó el escultor y es porque tras consulta del alcalde con investigadores cervantistas locales,  le aseguraron que el escudero debe ir siempre guardando el flanco donde se encuentre el escudo de su señor.

En la despedida, los miembros de Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan agradecieron al público el enorme interés demostrado en todo el recorrido y la alta participación en las explicaciones facilitadas en la ruta, y animaron a los presentes a que lean y relean esta gran obra de humanidades que es el Quijote, especialmente la versión de su web https://cervantesalcazar.com/web/pdf/QUIJOTE_SC_Alcazar.pdf

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

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Dar a conocer la Ciencia

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POR ANTONIO LEAL JIMÉNEZ

Cómo pasa el tiempo. Lo bueno de cumplir años es que te acuerdas de algunos hechos que han tenido un gran significado en la vida. Me gusta la nostalgia, aunque, a veces, suele ser una ilusión que no es fiel a la realidad. Suelo dar, de vez en cuando, vueltas a mis vivencias. A unas más que a otras. Entre un pasado idealizado que nos hace anhelar algo que objetivamente no fue así, y un futuro lleno de incertidumbres, vivo el presente.

Recuerdo que siempre era por la mañana. Si venían al colegio de “La Trini”, (que, por cierto, se encuentra celebrando su Centenario) las chicas invitadas de otros centros educativos, casi seguro que era la festividad de Santo Tomás de Aquino, el dominico teólogo, defensor de los postulados aristotélicos, y patrón de los estudiantes y profesores.

Para tan esperado día, hace ya algunos años, se celebraba una serie de actos, entre los que se encontraba la sección denominada “Pruebas Científicas”. Nuestro admirado profesor de Física y Química, Don Antonio Gutiérrez, preparaba al equipo de ciencia que ese día tendría la oportunidad de demostrar sus conocimientos con la realización de varios experimentos. Ese año los “sabios” seleccionados fueron José Luis, José Sebastián y Antonio, (en la actualidad, Ingeniero, Médico y Arquitecto Técnico). Los tres con sus batas blancas de algodón por debajo de las rodillas, guantes desechables de trinilo, gafas sin cristales, y zapatos de la marca “Gorila”. Aprendimos mucho de ellos. Además de enseñarnos a meter un huevo duro en una botella sin romperlo y hacer estallar una sandía utilizando solamente sal, el plato fuerte estuvo en la demostración de cómo lanzar un cohete que alcanzara una altura de 20 metros estratosféricos.

Una vez finalizada la parte práctica, que mereció un gran aplauso en general, -aunque el cohete no llegó a superar dos metros de altura- intentaban explicar, a una audiencia entregada, la primera de las leyes de la termodinámica y la de Newton y, el por qué, se produce un rápido aumento de la presión interior y provoca el estallido de la sandía. El resultado fue que, la mayoría de los alumnos, con un salón de actos a rebosar, teníamos dificultades para entender lo que decían, a pesar del gran esfuerzo y entusiasmo que ponían para hacerlo lo más entendible posible. Se percibía claramente su pasión por la ciencia y el esfuerzo realizado durante semanas para que todo resultara bien. Las explicaciones teóricas les fueron más difíciles de comunicar. Se trataba de dar a conocer una materia compleja, que cambia todo el tiempo y requiere de una perspectiva histórica. Y sí, a diferencia de otras áreas de la cultura, los cambios radicales de color, signo o dirección son frecuentes (al menos en las naturales), hace que una historia contada en un momento determinado, pueda tener un final completamente diferente pasados unos días.

Motivado por aquellos recuerdos y al cabo del tiempo, reflexionando sobre el tema, a veces, he intentado encontrar respuestas a muchos de los temas científicos que se nos presentan en el día a día. Uno de ellos se refiere a los puntos luminosos que parecían moverse entre las estrellas qué veían las antiguas civilizaciones cuando miraban al cielo. Aristarco de Samos, filósofo griego, sentó un precedente sobre la idea de un sistema basado en el Sol. Nicolás Copérnico, astrónomo polaco, descubrió hace más de 500 años que la Tierra giraba alrededor del Sol y no al revés, y que rotaba completamente sobre sí misma cada 24 horas.

Cientos de años después, nacía en Alcázar de San Juan el Dr. Astrofísico, Benjamín Montesinos Comino, uno de los principales promotores para que los nombres de Cervantes, Quijote, Rocinante, Sancho y Dulcinea, diese nombre a una estrella con su correspondiente sistema planetario y puedan usarse en paralelo con la nomenclatura científica existente. En su presencia en los “Almuerzos con Don Quijote”, en la Sociedad Cervantina, el Dr. Montesinos comentó que “el universo conocido posee un número cercano a un 1 con once ceros de galaxias y que cada una de estas galaxias -a su vez-posee un mareante número de un 1 con once ceros de estrellas, por lo que cree altamente probable que entre todos los astros pueda existir algún tipo de vida en el universo observable”

La propuesta de creación de un Programa Municipal de Cultura Científica, realizada recientemente al Consejo Escolar Municipal por el concejal de Educación del Ayuntamiento de Alcázar de San Juan, Dr. Moreno González, catedrático de “Didáctica de Ciencias Experimentales” de la UCM, maestro en el más amplio de los sentidos, enamorado de la enseñanza y apasionado por la Física, fiel a sí mismo y a su pueblo, y gran defensor de sus ideales, tiene intención de querer promover cambios que abran nuevos horizontes en nuestro desarrollo personal y cultural, merece todo nuestro aplauso, respeto y consideración. La Cultura Científica se ha convertido en una necesidad para nuestra época, ya que estimula el pensamiento crítico y contribuye a mejorar la vida de las personas.

Todavía no he perdido el hábito de preguntarme el porqué de las cosas. Algunos ejemplos: ¿Llegarán las máquinas a tener conciencia? ¿Cómo puede ser que el Universo sea infinito? ¿Cuándo se va a extinguir la especie humana? ¿Qué había antes del Big Bang? ¿Cuánto tiempo le queda de vida al sol? ¿Por qué el cielo es azul? ¿Qué son los agujeros negros y cómo encontrarlos? ¿Por qué el agua moja? ¿Por qué brilla el Sol? ¿Por qué el cuello de las jirafas es tan alto? ¿Por qué las cebras tienen rayas? ¿Qué es el cambio climático? ¿Cómo afecta a las personas el cambio climático? ¿En qué se diferencian un cultivo convencional, uno orgánico, y un transgénico? ¿Por qué la fruta y los vegetales crudos son más sanos que cocinados? Este tipo de preguntas y muchas más, resultan difíciles de comprender, pero considero necesarias el hacerlo. El conocer las respuestas, sin duda, tienen repercusión directa en nuestra vida real y en nuestra manera de proceder.

Entiendo que definir la ciencia es una tarea compleja, y mucho más puede resultar precisar en qué consiste su divulgación. La investigación científica siempre parte de preguntas. ¿Quién se debería de ocupar de hacerlo? Un buen comunicador de la ciencia debe de entender cada vez mejor el mundo que nos rodea y tener conocimientos elementales de muchas áreas de la ciencia para ser capaz de transmitirlos a públicos muy diversos. “El primer deber del hombre de ciencia es la comunicación; solo es ciencia, la ciencia transmisible” (Leonardo Da Vinci).

Así lo entiende nuestro científico y catedrático de la universidad de Cádiz, Dr. D. Rufino Ángel Ligero Giménez. Un investigador en ciencias físicas con una gran capacidad de comunicación. Es una delicia leer sus conversaciones con el lugareño bonachón de nombre Fulgencio. Entre otros temas de actualidad, a veces, “sentados en sillas de enea bajo una parra, degustando unas alcahuetas y un vaso de vino de la Unión”, le explica en sus numerosas charlas temas como: alguno de los misterios de la evolución del hombre desde su aparición hasta nuestros días, cómo surgió el homo erectus, los agujeros negros, la evolución tecnológica y científica, etc. 

Y lo hace hace rompiendo las barreras del lenguaje científico, sus explicaciones muy comprensibles, y consiguiendo despertar continuamente la curiosidad de su receptor.

En la actualidad, comunicar la ciencia es más necesario que nunca para una sociedad que se enfrenta a retos cada vez más complejos y globales, pero ello, en general, requiere que las ideas y los hallazgos encontrados sean transformados en noticias mediante un lenguaje claro y suficientemente entendible. A menudo nos encontramos con divulgaciones científicas contadas desde nuestros días, sin ser capaces de ponernos en el contexto de la época y, así, suele perderse el enfoque adecuado para comprenderlo. Los temas que en la actualidad presentan un mayor interés tienen que ver con la astrofísica, la física, la neurociencia, la inteligencia artificial, la biología, el medio ambiente, la descarbonización, el sector espacial, y la alimentación.

¿De qué sirve investigar si no se comunican los hallazgos? ¿si no se dan a conocer? Comunicar la ciencia va más allá de exponer los resultados de las investigaciones. Hay que comunicar adecuando el lenguaje y los canales. Un aspecto clave a tener en cuenta es que, la comunicación sea clara y concisa y también debe ser entretenida y relevante. Para captar el interés del público, se deben utilizar métodos que sean atractivos y emocionantes. Los científicos deben ser capaces de explicar sus investigaciones y descubrimientos de manera sencilla, utilizando un lenguaje no técnico y evitando el uso excesivo de jerga científica.

También es importante recordar que, para fomentar nuestro aprendizaje necesitamos una formación que nos ayude a progresar con una formación integral. No sólo es necesario el conocer nuestro mundo desde la ciencia, sino también desde aquellas materias nos permitan precisamente desarrollar habilidades, métodos y formas de expresión mediante el análisis, la observación y la reflexión, para comprender mejor lo que sucede a nuestro alrededor a través de las Humanidades y las Ciencias Sociales.

La captación de talento es una urgente necesidad en el mercado laboral y en Alcázar de San Juan hay un manantial inagotable de ingenio, valía y creatividad, con capacidad de generar soluciones a interrogantes que generen nuevos conocimientos.

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Publicado en: Sociedad Cervantina de Alcázar

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Menús Navideños en Parada y Fonda Espacio Gastronómico

Con el cuidado y cariño de siempre, Parada y Fonda Espacio Gastronómico de Alcázar de San Juan, #ParadayFonda, ha elaborado diferentes menús para el tiempo navideño que se acerca cuidando al máximo la calidad y pensando en todas las posibilidades económicas.

Entre la amplia oferta que han preparado no vas a tener problema para encontrar el, o los que, mejor se adapten a tu gusto y exigencia.

Sólo te queda ir pensando en las fechas y reservar cuanto antes en el 683393427 para asegurarte de tu mesa para tí y tu familia y amigos.

Aquí os ponemos los menús:

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Ventanitas

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La imagen del Lugar de don Quijote en el Archivo Histórico Municipal de Alcázar de San Juan

Dentro de las X Jornadas de Vino y Bautismo Qervantino, que vincula el vino con la tradición cervantina alcazareña, la clase del IV Taller de Historia Local del día 8 de noviembre se incluyó en su programa con acceso libre. El lugar elegido ha sido la antigua Fonda de la Estación de Ferrocarril, un espacio en el que es posible ver el Quijote en los cientos de azulejos que la decoran, como puede verse en el cartel anunciador, este año con imágenes del capítulo X de la primera parte.

La ponencia la he presentado junto con mi amigo Constantino López. Si bien esta forma de presentación ya la teníamos decidida hacía tiempo, teniendo en cuenta su duración de dos horas, hoy la he estimado mucho más.

Todos los lugares, sean grandes o pequeños, se caracterizan por tener una imagen física y social propia. El plano del lugar, sus edificios, los recursos públicos y el uso del suelo como continente físico, conforman el escenario urbano que condiciona la forma de vida de sus vecinos.

Cervantes hace creíbles sus aventuras al humanizar a los personajes de su historia y situarlos en un territorio real, la Mancha. De la misma manera, al describir el lugar donde viven  don Quijote y Sancho Panza nos muestra su imagen física y humana propia. Con esta forma de escribir, tan novedosa en su tiempo, retrata la imagen real del lugar de don Quijote en la novela, lo que hoy llamamos écfrasis, y sin nombrarlo lo hace creíble para sus lectores.

Una imagen nítida de un lugar es capaz de generar  símbolos útiles a los vecinos en sus desplazamientos y recuerdos legibles a los visitantes. La formación de esta imagen es un proceso bilateral entre el observador, que escoge la que más le gusta, y el propio lugar. Hoy, gracias a los sistemas de información geográfica y documentación descriptiva de todo tipo, es posible reconocer un lugar sin haber estado en él. A principios del s. XVII no era así, solo era posible recordarlo y describirlo con fidelidad, si se había estado en él.

En Mi vecino Alonso (2010) y en Tras los pasos de Rocinante (2023), teniendo en cuenta todos los condicionantes o referencias geográficas que nos deja Cervantes en la obra, mediante un análisis inductivo he marcado en el mapa de la Mancha el lugar de don Quijote. Alcázar de San Juan es la localidad que más opciones tiene geográficamente para ser el lugar de don Quijote.

Ahora, siguiendo un análisis deductivo teniendo en cuenta los aspectos físicos y humanos que encontramos en la novela, es preciso que Alcázar de San Juan cumpla con todas y cada una de las imágenes que del lugar de don Quijote nos deja el autor. Para certificar esto nos vamos a servir de documentos conservados en el Archivo Histórico Municipal de Alcázar de San Juan, especialmente entre los años de la escritura del Quijote.

En especial, Cervantes nos dibuja el lugar de don Quijote en las cartas que se intercambian la duquesa y Sancho Panza con Teresa Panza, cuando Sancho es gobernador de la ínsula Barataria, en Aragón, en la segunda parte del Quijote.

Puedo afirmar que ningún otro lugar de los que hoy se postulan como lugar de don Quijote, como por ejemplo Villanueva de los Infantes, Mota del Cuervo, Miguel Esteban o Esquivias, además de no cumplir con todas las condiciones o referencias geográficas, pueden documentar todas y cada una de las imágenes descritas por Cervantes del lugar de don Quijote, como sí lo puede hacer Alcázar de San Juan, y ahora veremos.

Aldea o villa

«En un lugar de la Mancha…»

La primera descripción del lugar de don Quijote a tener en cuenta en este análisis es su título administrativo, que como veremos también tiene relación con dos imágenes del lugar.

¿Es el lugar de don Quijote una aldea o una villa manchega? Mucho se ha discutido sobre esto, que si lugar significa aldea o un pueblo pequeño, etc

Defender que «lugar» es una aldea o un pueblo pequeño es desconocer el uso de esta palabra para definir un espacio local en tiempos de la escritura del Quijote, principios del s. XVII.

Cobarruvias, en su diccionario editado en 1611, anota que: «Lugar significa muchas veces ciudad, o villa, o aldea…». Cualquier entidad local era un lugar según el contexto en el que se leía.

Un ejemplo que nos servirá para entender mejor esto. Gerónimo de Quintana, en 1629, en su Historia de la villa de Madrid, una crónica de la villa y corte, anota: «El ser este un lugar tan antiguo habitado de gente noble… El rastro está a los confines del lugar a un lado de la puerta de Toledo». Madrid, la capital de la Monarquía Hispánica, es un lugar de Castilla.

Y otro ejemplo más, este más cercano. Como veremos más adelante, a principios del siglo XVII, debido a la peste que asolaba a Andalucía y a buena parte de Castilla, el ayuntamiento de Alcázar de San Juan decide hacer una cerca de cal y canto dejando solo cuatro puertas de acceso y control a la villa. El título al margen que define tal acuerdo es «para que se cerque El lugar».

Para que no le quede al lector duda alguna, al lector de principios del siglo XVII, Cervantes le aporta los datos suficientes del título del lugar de don Quijote, tan sencillos que no necesitaban de más explicación. En la carta que Teresa remite a Sancho, detallándole los últimos sucesos acaecidos en su pueblo, le dice que «un pintor de mala mano que llegó a este pueblo a pintar lo que saliese, mandole el concejo pintar las armas de Su Magestad sobre las puertas del Ayuntamiento…» (Q2, 52). Y Teresa termina su carta con: «La fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas». El lugar de don Quijote es una villa porque disponía de edificio de ayuntamiento y picota de justicia, recursos de los que una aldea, por pequeña o grande que fuese no podía disponer.

Las aldeas son núcleos de unas pocas casas, a veces agrupadas alrededor de una pequeña plaza, que dependen administrativa y jurisdiccionalmente de una villa o ciudad cercana. No cuentan con un lugar donde reunirse sus alcaldes o regidores porque sencillamente no disponen  de estos cargos. Todas las disputas o denuncias que surgen en la aldea  tienen que trasladarse a la villa de la que dependen.

Alcázar de San Juan era villa desde 1292. El rey Sancho IV le concede este título, además de ciertos privilegios, por haber dado a luz su mujer, María de Molina, entre los muros alcazareños a su hijo Fernando, el futuro rey Fernando IV de Castilla, tal y como se anota en el Fuero de Alcázar, manuscrito guardado en la BNE, redactado unos cuatro años más tarde: «Así pues, yo, Sancho, rey por la gracia de Dios, juntamente con mi mujer, la reina María, y el serenísimo Fernando, nuestro hijo, cuyo nacimiento dignificó a la predicha ciudad…»

La carta de título y privilegios otorgada por el rey Sancho IV lamentablemente está desaparecida. Disponemos del contenido de ella gracias a un traslado notarial solicitado por la villa, el día 7 de enero de 1478, para poder presentarlo donde fuese necesario sin necesidad de llevar y traer la valiosa carta original, con los consiguientes riesgos de pérdida «por fuego o robo o agua o por otro qualquier caso fortuyto». Este traslado o acta notarial copia el texto de la carta original:

Sepan cuantos esta carta vieren cómo nos don Sancho por la gracia de Dios rey de Castilla de Toledo de León de Galicia de Sevilla de Córdoba, de Murcia de Jaén y del Algarbe por hacer bien y merced a don Fernando Pérez Gran Comendador de lo que a la Orden de San Juan en España y a los frayles de esa misma Orden a los que ahora son y serán de aquí adelante, tenemos por bien y mandamos que se puedan hacer de la su aldea de Alcázar que es en Monte Aragón villa sobre sí y que haya seña y sello y mercado un día en la semana y que hayan aldeas las que el Gran Comendador les diere de la de su tierra y término… Dada en Burgos, veinte y tres de enero, era de mil y trescientos y treinta años *

*Era antigua, corresponde en la actual al año 1292.

El documento más antiguo que se conserva en el AHMASJ es la primera confirmación de este título de villa y privilegios otorgada por el ya rey Fernando IV de Castilla, el día 4 de agosto de 1300. Confirma la licencia a Fernando Pérez, todavía gran comendador de la Orden de San Juan, para convertir a su aldea de Alcázar, sita en Monte Aragón, a villa, concediéndole los atributos como tal: estandarte propio, sello y mercado semanal, disponer de término propio y las aldeas que se le asignen, que fueron Cervera y Villacentenos.

Además, el rey Fernando IV, en este mismo documento les otorga la merced o privilegio de la pesca y el agua en su término:

Sepan quantos esta carta vieren cómo yo don Fernando por la gracia de Dios rey de Castilla de León […] de Jaén del Algarbe e señor de Molina vi una carta de don Sancho mi padre que Dios perdone que me vinieron a mostrar el concejo de Alcázar de Consuegra escrito en esta manera…

Et yo, con consejo e con otorgamiento de la […] el infante don Enrique, mi tío e tutor, otórgoles e confirmoles esta nuestra merced sobredicha, que el rey, myo padre, les hizo.

Et otrosí otórgoles […] término e la merced e las pescas e las fuentes que el dicho gran comendador dio a esta villa sobredicha de la tierra de la Orden e todas las otras franquezas […]

Et desto les mandé dar esta my carta sellada con myo sello de […] cuatro días de agosto, era de mil trescientos e treinta e ocho años *

*1338 de la era antigua, corresponde al año 1300 de la actual.

En tiempo de la escritura del Quijote, Alcázar de San Juan disponía de un edificio público que servía de ayuntamiento. Este edificio con forma de torre, se conocía como la Torre del ayuntamiento. En la publicación Notas históricas sobre Alcázar de San Juan y su Casino, editado por el Patronato Municipal de Cultura en 2010, María Soledad Salve Díaz-Miguel detalla los datos precisos de este edificio y su uso desde su compra en 1529 hasta su demolición en 1928.

En las actas municipales del ayuntamiento de Alcázar de San Juan encontramos la descripción que el escribano hace del lugar de reunión de los alcaldes y regidores como la torre del ayuntamiento.

Por ejemplo, este acuerdo por el que los alcaldes y regidores tienen que tomar decisiones por la falta de cosecha de trigo en 1604, unos meses antes de la publicación del primer Quijote, dice así:

En la villa de Alcázar a catorce días del mes de agosto de mil y seiscientos y cuatro años los señores alcaldes y regidores que abajo firmaron sus nombres estando juntos en la torre de su ayuntamiento a campana tañida como lo tienen de costumbre para tratar y conferir las cosas tocantes al bien público…

Decía Teresa a Sancho: «La fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas». Una villa con justicia propia, como la de don Quijote, tenía una picota instalada en una de sus plazas, normalmente a la entrada por uno de sus caminos principales, dejando ver claramente a quienes se acercaban al lugar que delinquir en este lugar les podía salir muy caro. Así nos lo indica Miguel A. Maldonado en Rollos jurisdiccionales, horcas y picotas en la provincia de Ciudad Real:

Las declaraciones de villazgo, que en la gran mayoría de los casos llevaban aparejadas la independencia administrativa de las poblaciones, están íntimamente ligadas al establecimiento de rollos jurisdiccionales y picotas en los lugares que alcanzaban dicha concesión… El nuevo estatuto que alcanzaba el municipio quedaba simbolizado por el alzamiento de un rollo o picota, monumento que proclamaba la existencia de justicia propia en el pueblo.

La picota, aunque en sus orígenes era un poste de madera, en tiempo de Cervantes era una columna de piedra ajustada sobre cuatro o cinco gradas, también de piedra, instalada en una plaza o en la entrada de la villa donde se exponía a los ajusticiados y a los penados con escarnio público, sirviendo como advertencia para propios y forasteros. Las aldeas, entidades locales menores, dependían administrativa y judicialmente de una villa cercana. Excepcionalmente, en algunas aldeas grandes, «por merced de Su Majestad», podían disponer de oficios de justicia muy limitados en lo civil, pero de ningún modo en cosa criminal donde las sentencias podían llegar hasta la pena capital, siendo estas ejecutadas siempre en la picota.

La columna de la picota estaba rematada con una cruz de hierro forjado incrustada en ella. Esta terminación en punta y metálica, junto con su instalación en las afueras de la villa las hacía propensas a atraer los rayos durante las tormentas, coincidiendo así con la descripción que hace Teresa de que «un rayo cayó en la picota».

El responsable de mantener en buen estado la picota y ejecutar las penas impuestas por los jueces a los delincuentes era un verdugo. Las villas debían de contar con este tipo de funcionario público, que a veces era difícil de encontrar quien estaba dispuesto a ejercer este oficio y tenía los conocimientos. Habitualmente se contrataban a verdugos forasteros para evitar señalamientos y murmuraciones hacia sus familias cercanas.

La existencia de picota, su uso y conservación en Alcázar de San Juan está documentada en los Libros de Actas y Acuerdos Municipales. En el mismo agosto de 1604, los alcaldes y regidores alcazareños reunidos en su ayuntamiento toman el acuerdo de contratar a un verdugo. El título del acuerdo que anota al margen su escribano dice «salario del verdugo y pendiente de casa»:

Por cuanto, en esta villa hay necesidad de un verdugo, respecto de que muchos delitos que se cometen se dejan de averiguar en gran daño de los vecinos y del bien publico. Se han convenido con el Sñor gobernador y entre ellos an concertado a Pedro Gomez vecino de la ciudad de Guadalajara para que en esta villa haga el oficio de verdugo por el tiempo de un año…

El contrato comienza el día 1 de septiembre de ese mismo año. El salario convenido es de nueve mil maravedís y una casa para vivienda. Acuerdan que de los nueve mil maravedís, seis mil lo pague el gobernador del prior y los tres mil restantes la villa. El alquiler de la casa para el verdugo la pagarían a medias, gobernador y villa.

La fuente de la plaza

En la misma frase de la carta de Teresa a Sancho, esta le comunica que durante su ausencia la fuente de la plaza se había secado. Así le dice: «La fuente de la plaza se secó, un rayo cayó en la picota, y allí me las den todas»

A principios del s. XVII el abastecimiento de agua en la villa de Alcázar se hacía por medio de los pozos que disponían en las casas y principalmente desde el pozo del Varcargado, situado en el camino a Murcia, a extramuros de la villa. Hasta allí iban las mujeres y los mozos a recoger agua en sus cántaros, y también los aguadores que transportaban el agua, también en cántaros, sobre borricos o en carritos cantareros, ofreciéndola por las calles de Alcázar.

En esta parte de la Mancha, durante los meses de verano y especialmente en los periodos de sequía, el nivel freático de los pozos bajaba varios metros.

En 1602, poco antes de la escritura del primer Quijote, el concejo de Alcázar de San Juan, ante la alarmante bajada del nivel freático del pozo del Valcargado, que llegaba a quedarse sin agua todos los días, toma la decisión de buscar más agua dulce en otros parajes cercanos a la villa, en la zona del pozo de Vallejo, como anota el escribano el 21 de julio  en el acta de ese día:

Este dicho día se acordó que atento la grande necesidad que en esta villa ay de agua dulce y que se acaba cada día la que ay en el pozo del Valcargado, se obre por un fontanero y zahorí en el pozo del Vallejo a donde parece ay cantidad de agua por si conviene descubrirla.

Se encontró gran cantidad de agua en la zona marcada, por lo que se acordó realizar las obras necesarias para ampliar el pozo del Vallejo, «abriéndose una zanja de cincuenta varas de largo y tres de fondo». 

En esta parte de la Mancha, a principios del s. XVII, ningún lugar disponía de una fuente pública en su plaza, siendo, como hemos indicado antes, la forma habitual de abastecerse de agua dulce desde pozos públicos o privados.

Para disponer de una fuente en la plaza era necesario contar con un buen colector de aguas y que este estuviera varios metros por encima del nivel de la plaza. En este colector se tenía que instalar un sistema de extracción del agua mediante norias contratando a personas para su manipulación, o adjudicar su explotación a un tercero. Para llevar desde aquí el agua se tenía que construir una canalización cerámica soterrada en sus calles hasta la pila de la fuente de la plaza.

Alcázar de San Juan, entre la escritura de los dos Quijotes, construye una fuente pública en su plaza principal.

Al estar desaparecido el segundo Libro de Actas y Acuerdos, de los años 1610 y 1615, se desconoce el acuerdo concreto y su fecha por el que se decide construir una canalización desde la zona de captación del agua del pozo Vallejo hasta la plaza, y las obras necesarias para construir una fuente de piedra con varios caños. Investigadores locales datan la construcción de la fuente en la plaza en 1612.

El tercer Libro de Actas y Acuerdos, de 1616 a 1623, tiene desaparecidos los diecinueve primeros folios, comenzando en el folio 20 precisamente con un acuerdo sobre la «Fuente de la plaza». En octubre de 1616, de nuevo, ante la falta de agua en los meses de verano, también en la fuente de la plaza, se acordaba la contratación de las obras necesarias para una nueva ampliación de los dos pozos principales de captación de aguas con un pozo cercano, incluyendo su compra, dándole un plazo al concesionario de dos años para su terminación. Al ser el mismo concesionario que había realizado las obras de la fuente de la plaza le amplían la concesión del aprovechamiento del agua de doce a catorce años.

En esta acta podemos leer:

…que viese la disposición de los pozos y que se de la orden que conviniese y ara que se comenzase la dicha obra el cual aviendo visto los dichos pozos dijo convenir se abriesen y hiciesen dos contraminas de a cincuenta pies cada una para que oviese mas abundancia de agua. Y que se comprase el pozo de vende Alonso Moreno y ara juntar el agua de el con el pozo principal de el guerto de Montoya y dio el orden y firma como se habia de hacer la dicha obra para que quedase con toda perfección…

Es muy significativo que la frase «La fuente de la plaza se secó…» aparezca en el segundo Quijote de 1615, y solo un año después encontremos al concejo de Alcázar de San Juan buscando más soluciones ante la falta de agua en los pozos que abastecen a la fuente de la plaza de Alcázar.

La excepcionalidad de que Alcázar de San Juan contase de una fuente pública en la plaza, en esta parte de la Mancha, a principios del s. XVII, llegó incluso hasta pasado la mitad del s. XIX. Don José de Hosta, en su Crónica de la Provincia de Ciudad Real (1865), al describir el Partido judicial de Alcázar de San Juan, formado por Alcázar de San Juan, Argamasilla de Alba, Campo de Criptana, Herencia, Pedro Muñoz, Puerto Lápice, Socuéllamos y Tomelloso, anota sobre el suministro de aguas en estos pueblos: «…surtiéndose por tanto las personas en general de los pozos, que no dejan de abundar; únicamente Alcázar tiene en la plaza una fuente regular».

Las preciadas bellotas de sus montes

Seguimos con la sustanciosa carta entre la duquesa y Teresa. Hoy en nuestros viajes, como en tiempos de Cervantes, nos traemos a casa recuerdos singulares de los lugares en los que hemos estado, o se los pedimos traer a nuestros conocidos en sus viajes. Es lo que hace la duquesa en la carta que envía a Teresa. Le pide que de su pueblo le envíe ¡bellotas!: «Dícenme que en ese lugar hay bellotas gordas: envíeme hasta dos docenas, que las estimaré en mucho por ser de su mano…» (Q2, 50). La duquesa quiere que Teresa le envíe un producto típico, representativo de su pueblo, sus bellotas. Sin duda alguna las bellotas, y las encinas que las producen, eran un recurso muy significativo en él, y por tanto una imagen más del lugar de don Quijote.

La roturación de suelos para la agricultura en el término de Alcázar de San Juan ha hecho desaparecer casi por completo un recurso que en tiempos de Cervantes fue muy apreciado, fundamental para los gastos del Concejo: las bellotas de sus montes.

Seguimos en tiempos de la escritura del Quijote y la peste asolaba buena parte de España. En 1601, con los ingresos recaudados por la venta de la bellota en sus tres montes públicos, se financió la construcción de una cerca alrededor de la villa para el control de paso de las personas a ella. Esta cerca de tapial de una longitud de unos doce mil pies castellanos, unos 3,5 km, cerraba la villa de Alcázar, que era la más grande de la comarca cervantina con una población de «dos mil vecinos», entre ocho y diez mil habitantes. El día 12 de julio de 1601 se pone al margen el título «Para que se cerque el lugar», y anota el escribano:

… se ha acordado que esta villa se guarde, y por haber en ella muchos arrabales y calles que para se guardar de la dicha peste, como conviene, es necesario que se tapien y cierren y que no queden sino cuatro puertas por donde puedan entrar y salir los que vinieren con las demás de las partes que no estén apestadas, para que con más facilidad se pueda guardar. Y de causa de no tener esta villa propios, por estar empeñada, de causa de los pleitos que tienen pendientes en Corte de Su Majestad, y en la ciudad de Granada, acordaron y mandaron que se tome dinero prestado que para hacer la cerca y atajar las calles y portillo que es necesario cerrarse, como se acostumbra a atajar en semejantes ocasiones, de Juan Díaz Guerrero, depositario de los maravedís de la bellota…

En el 1605, el mismo año de la publicación de la primera parte del Quijote, nuevamente el Concejo de Alcázar de San Juan hace uso de la venta de su preciada bellota de los montes públicos de Villacentenos y del Acebrón para poder pagar las deudas contraídas con el maestro cantero por las obras en la iglesia de Santa Quiteria, y otros gastos importantes de la villa:

En la villa de Alcázar. A veinte y cuatro días del mes de septiembre de mil y seiscientos y cinco años, los señores Alcaldes y Regidores que abajo firmaron sus nombres, estando juntos para tratar y proveer las cosas convenientes a esta república, dijeron que por cuanto este Concejo y el mayordomo de la iglesia de Santa Quiteria están obligados a pagar a los herederos de Agustín de Arguello, maestro de cantería, vecino que fue de la villa de Madrid, mucha cantidad de maravedís que se le deben de la obra nueva y capilla mayor que hizo en la dicha iglesia… Por tanto acordaron se venda la bellota de la dehesa de Villacentenos y monte del Acebrón y se saque a pregón…

En el acta de 17 de octubre de 1604, posiblemente imprimiéndose ya el primer Quijote, dada la gran cantidad de bellota que se disponía en sus montes públicos se acuerda dejar a los vecinos de Herencia a pasar al monte del Arenal a varear y recoger bellota por ser vísperas de san Lucas…

Curiosamente, en este mismo folio acuerdan encargar a Pedro de Saavedra, vecino de esta villa, a que fuera a Granada a interesarse por unos pleitos de la villa, ya que Juan de Cervantes, regidor, quien tenía el decreto de ir hasta allí estaba enfermo.

Estas y otras muchas referencias a la bellota en las actas del ayuntamiento  de Alcázar de San Juan, ponen de manifiesto la gran importancia de la bellota como fuente de ingresos para la villa, imagen señalada en la carta de la duquesa a Teresa al pedirle bellotas de su pueblo.

Lugar de paso de los soldados españoles

A principios del siglo XVII, que una compañía de soldados pasara por una villa y decidiera alojase en ella varios días, o semanas, creaba un problema económico y social para ella. Obligadas las villas por ley a dar alojamiento y manutención, acarreaba un gasto enorme a las arcas del concejo, y mucho más para los vecinos más humildes que tenían que sufrir directamente la molestia de hospedarlos en sus propias casas. Socialmente ocasionaban no menos problemas, porque la llegada de una cierta cantidad de hombres, a veces muy ociosos, sobresaltaba la vida ordinaria de la villa.

Y no eran pocos los hombres que integraban una compañía de soldados. Felipe II disponía que cada Tercio de sus ejércitos se compusiese de 3000 soldados, divididos en diez compañías.  Al mando de cada una de estas compañías estaba un capitán, un alférez y varios sargentos. Aunque este número fue menguando conforme avanzaba el s. XVI, cuando Cervantes escribía el Quijote una compañía estaba formada por no menos de cien soldados y otros hombres con distintos oficios. Con este número de hombres, solo las villas medianas o grandes disponían de los recursos y podían asumir los gastos necesarios para su hospedaje y manutención, más, cuando había muchos vecinos eximidos de la obligación de albergar a los soldados, por lo que estos eran alojados en las casas de los más humildes y, por tanto, con menos recursos.

El paso de una de estas compañías de soldados aconteció en el lugar de don Quijote, mientras amo y escudero deambulaban por tierras aragonesas y catalanas. Así se lo cuenta Teresa a Sancho en su carta: «Por aquí pasó una compañía de soldados; lleváronse de camino tres mozas deste pueblo; no te quiero decir quién son: quizá volverán y no faltará quien las tome por mujeres, con sus tachas buenas o malas» (Q2, 52)

En octubre de 1608, antes de la escritura del segundo Quijote donde aparece la carta de Teresa a Sancho, el escribano del ayuntamiento de Alcázar de San Juan anota en el Libro de Actas y Acuerdos que: «en veinticuatro días deste mes de octubre de mil seiscientos y ocho años se alojó en esta dicha villa la compañía de hombres de armas del señor marques de Cañete a quien alojaron vecinos de dicha villa». Pasados más de quince días surgen los primeros problemas ya que el alojamiento «fue en casas de vecinos de poca posibilidad y fuerzas porque los más ricos hallaron estar libres de recibir huéspedes por mandato de Su Magestad, unos por hidalgos otros por salitreros…» Los alcaldes y regidores acuerdan que  «para aliviar mas el trabajo y costas a las personas en cuyas casas se alojan los dichos gentilhombres por cada día se dé a las casas un real para la costa del soldado»

Pero el tiempo pasa y la compañía seguía ociosa en la villa. De nuevo se reúnen para tratar este asunto y toman la decisión de que lo mejor es abonar al capitán una cierta cantidad de dinero para que se marchen a otro lugar, como se dice por esta parte de la Mancha ¡con la música a otra parte! Y encargan el «despacho» de la compañía de soldados a los regidores Melchor de Agudo y Andrés de Valdivieso que pactan con don Francisco de Londuño, que así se llamaba el capitán de la compañía, su marcha de la villa por ¡veinte mil reales!

En las actas no aparece reflejado si surgió algún exceso de los soldados, aunque sí se anota el nombramiento de dos regidores para que estuviesen al tanto, sospechando que tal cantidad de hombres podrían ocasionar  algún que otro problema.

La incomodidad del paso de la compañía de soldados por la villa queda de manifiesto en las actas del ayuntamiento, y explícitamente en el encabezamiento del acta del trece de noviembre de 1608, que dice: «Acuerdo de los regidores del ayuntamiento y alcaldes de esta villa para echar de ella a los gentiles hombres de armas por convenir a los vecinos de esta villa y bien de ella»

Oficialmente costó «echar a los gentiles hombres de armas» de la villa de Alcázar, los veinte mil reales anotados, además de las costas pagadas a los vecinos por soldado alojado y día, pero quizás también alguna que otra moza enamorada por las graciosas plumas que los soldados españoles aireaban por las calles y plazas de Alcázar.

Una imagen de Alcázar de finales de 1608 que irónicamente queda inmortalizada por Cervantes en el Quijote editado en 1615.

Un arroyo en la entrada

La carta en la que Teresa detalla estos sucesos es contestación a la carta que Sancho le había enviado junto con otra de la duquesa. Las cartas, con algunos regalos, las lleva un paje de los duques desde Aragón al lugar de Sancho:

Dice, pues, la historia que el paje era muy discreto y agudo, y con deseo de servir a sus señores partió de muy buena gana al lugar de Sancho, antes de entrar en él vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres, a quien preguntó si le sabrían decir si en aquel lugar vivía una mujer llamada Teresa Panza, mujer de un cierto Sancho Panza, escudero de un caballero llamado don Quijote de la Mancha; a cuya pregunta se levantó en pie una mozuela que estaba lavando, y dijo:

-Esa Teresa Panza es mi madre, y ese tal Sancho, mi señor padre, y el tal caballero, nuestro amo. (Q2, 50)

Cuenta el narrador de la historia que el paje «vio en un arroyo estar lavando cantidad de mujeres. El arroyo está «antes de entrar» en el lugar de don Quijote y la casa de Sancho entre las primeras casas nada más entrar en él: «venga vuesa merced, que a la entrada del pueblo está nuestra casa, y mi madre en ella», le dice la hija de Sancho.

Desde Aragón, el camino que debía de traer el paje de la duquesa es por Cuenca, Villaescusa de Haro, Mota del Cuervo y dejando atrás Campo de Criptana entrar por el Camino a Murcia a la villa de Alcázar.

Por el término de Alcázar de San Juan transcurrían varios arroyos. Uno de ellos, conocido como Arroyo Mina, recogía aguas en los cerros del Tinte y Las Fontanillas, situados al norte, y lamiendo por el este las afueras de la villa, se cruzaba con el camino a Murcia por debajo de un puente junto al ábside de la iglesia convento de San Francisco. Hasta bien entrado el s. XX las mujeres de Alcázar acudían a este arroyo a lavar la ropa en los conocidos como pilancones, lavaderos tallados en la piedra arenisca roja que hacía de cauce al arroyo.

En el Archivo Histórico Municipal hay muchos acuerdos sobre la reparación de puentes en su término, normalmente durante el verano para garantizar que las lluvias del invierno no ocasionaran roturas en ellos ya que la mayoría estaban hechos de madera. Uno de los más transitados era el que vadeaba este arroyo a la salida del pueblo por el camino de Murcia, muy frecuentado por mercaderes y viajeros de Toledo a Murcia y a la inversa. En este acta de 1849 en el que se disponían de los medios para las reparaciones de los puentes se hacía especial mención «a la puente que hay a el camino llamado de Murcia sobre el arroyo de la Mina».

El lugar visto desde una cuesta

Si la primera imagen que vio el paje del lugar de don Quijote fue desde el arroyo en el que las mujeres estaban lavando la ropa, Cervantes describe otra perspectiva desde otro camino del lugar de don Quijote.

Es en el regreso de don Quijote y Sancho desde Barcelona, pasando por El Toboso tratando de ver a Dulcinea por fin desencantada, gracias a los cientos de latigazos que el bueno de Sancho, fingidamente se había dado en sus posaderas. Llegan a su pueblo por el camino de El Toboso, y no lo ven  hasta que no suben una cuesta que lo oculta. Así nos dibuja esta imagen Cervantes: 

Con estos pensamientos y deseos subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea, la cual vista de Sancho, se hincó de rodillas…

―Déjate desas sandeces ―dijo don Quijote― y vámonos con pie derecho a entrar en nuestro lugar…

Con esto, bajaron la cuesta y se fueron a su pueblo. (Q2, 72)

Las villas de El Toboso y Alcázar de San Juan están unidas desde antiguo por un camino derecho, hoy usado casi exclusivamente para tareas agrícolas. Viniendo por este camino no vemos Alcázar de San Juan en ningún momento. A unos 3,5 km antes de llegar a Alcázar nos encontramos con una cuesta de unos 15 metros de desnivel, en 600 metros de camino. Esta cuesta impide ver la imagen de Alcázar de San Juan, que solo se llega a ver cuando se salva este pequeño desnivel, coincidiendo la imagen real con el texto: «… subieron una cuesta arriba, desde la cual descubrieron su aldea… Con esto bajaron la cuesta y se fueron a su pueblo».

Este pequeño relieve es parte de los Cerros del Vallejo, donde aún pueden verse restos de los molinos de viento construidos entre los s. XVIII y XX.

De esta cuesta no hay documentación en el AHMASJ, pero es reconocible en cualquier MTN del Instituto Geográfico Nacional según sus curvas de nivel. Además de mostrarnos la imagen de la ciudad desde su cresta, como la que vio Sancho de su pueblo,  es el anticipo de una nueva imagen del lugar de don Quijote, que ahora veremos.

Las eras del lugar

Don Quijote y Sancho bajan la cuesta del camino de El Toboso, están llegando ya a su pueblo. Es aquí donde Cervantes nos regala otra estampa del lugar de don Quijote: las eras empedradas donde sus vecinos trillaban el cereal y a unos muchachos que aprovechando la cercanía a sus casas están jugando en ellas:

A la entrada del cual, según dice Cide Hamete, vio don Quijote que en las eras del lugar estaban riñendo dos mochachos… pasaron adelante, y a la entrada del pueblo toparon en un pradecillo rezando al cura y al bachiller Carrasco… Finalmente, rodeados de mochachos y acompañados del cura y del bachiller entraron en el pueblo y se fueron a casa de don Quijote. (Q2, 73)

La mayoría de las eras con las que contaba Alcázar de San Juan se concentraban en la parte noreste de la villa, entre los caminos de Quero, La Puebla y Miguel Esteban. Este último camino es inicio común del camino a El Toboso, el que traían don Quijote y Sancho de regreso a su pueblo. Antes de llegar por este camino a las primeras casas estaban las conocidas eras del pradillo.

Las eras del pradillo, que así se conocían cuando Cervantes escribía el Quijote, se encontraban en el paraje conocido como el Pradillo. En el primer Libro de Actas y Acuerdos de Alcázar de San Juan, entre 1599 y 1609, encontramos varios pleitos que mantuvo el ayuntamiento de la villa  con el gobernador del priorato. Uno de estos pleitos fue por la titularidad y uso de estas «eras en el pradillo», en el que sus alcaldes y regidores defendían y daban la razón a los vecinos propietarios de estas antiguas eras. Esto anota el escribano en 1600:

En la villa de Alcázar en diez y siete días del mes de febrero de mil seiscientos años estando en la torre del ayuntamiento de esta dicha villa los alcaldes y regidores que abajo firmaron sus nombres para tratar y conferir cosas tocantes del bien público de la dicha villa acordaron que por cuanto el gobernador del prior lleva algunos procesos contra los vecinos desta villa que tienen eras en el pradillo… se lleven los papeles que les pareciere en su provecho para que el dicho gobernador se satisfaga de como las dichas eras son de los vecinos que las poseen…

Estas «eras en el pradillo» junto al pueblo, se conservaron aún muchos años después. En el Libro Seglar compuesto sobre 1750, origen de las respuestas enviadas en 1753 al Catastro mandado hacer por el Marqués de la Ensenada, Felipe Díaz Carrascosa, vecino de esta villa, dice tener «una hera pan trillar en las del pradillo contiguo a esta población».

Al sur, esta era linda con una huerta, lo que implica disponer de abastecimiento de agua para su riego, un espacio verde entre las eras y las primeras casas, ¿un pradecillo, como le describió Cervantes, o pradillo como indica el nombre del paraje alcazareño? Todo indica que el topónimo de este paraje venga por este espacio verde orientado al norte, detrás de las últimas casas de la villa.

Cervantes nos dibuja una imagen del lugar de don Quijote como si viniene  acompañando a sus protagonistas desde El Toboso. Ve a unos muchachos jugando en unas eras en el camino de entrada y al poco a unos cazadores persiguiendo a una liebre en estas mismas eras, junto a un pradecillo o pradilloa la entrada de su pueblo donde encuentra rezando al cura y al bachiller. Podría haber omitido los detalles de esta imagen del lugar de don Quijote y el cuento habría sido el mismo. Sin embargo, aprovecha esta imagen de las afueras del lugar de don Quijote, con estas eras junto a un pradillo, como un gran escenario abierto antes de entrar don Quijote y Sancho a su casa.

Imagen que coincide exactamente con este paraje alcazareño en tiempos de la escritura de la novela, y que alguna vez tuvo que ver Cervantes entrando a Alcázar por el camino de El Toboso. Es necesario recordad aquí que el abuelo del Miguel de Cervantes Saavedra bautizado aquí, ¡hará mañana día 9 de noviembre exactamente cuatrocientos sesenta y cinco años! era de El Toboso, como le insistía don Silverio, el maestro de escuela de El Toboso, a Azorín en la visita que este hizo a El Toboso en 1905, inmortalizada en La Ruta de D. Quijote.

Esta misma imagen de las eras junto a las últimas casas de Alcázar de San Juan se podía ver hasta el comienzo de la construcción del ferrocarril y su estación, en el último cuarto del siglo XIX, que favoreció la expansión urbana de esta parte de la ciudad a cambio de variar sustancialmente su morfología.

La caza y la pesca

Hoy, en la Mancha, la práctica de la caza y de la pesca tiene un carácter exclusivamente deportivo o de ocio. Sin embargo, en tiempo de la escritura del Quijote eran destrezas de subsistencia, excepto para los labradores ricos y los nobles que gastaban mucho de su tiempo libre en cazar y pescar, donde hubiese ríos o lagunas con peces. Los más humildes, la gran mayoría, como Sancho Panza y Tomé Cecial, el vecino disfrazado de escudero del Caballero del Bosque, encontraban en la caza con galgo y la pesca con caña un recurso para contribuir con algo de carne y pescado fresco a sus escasas despensas. Esta es la conversación entre ambos vecinos-escuderos, cenando entre unas encinas cerca de El Toboso:

Harto mejor sería que los que profesamos esta maldita servidumbre nos retirásemos a nuestras casas y allí nos entretuviésemos en ejercicios más suaves, como si dijésemos cazando o pescando; [por]que ¿qué escudero hay tan pobre en el mundo a quien le falte un rocín y un par de galgos y una caña de pescar con que entretenerse en su aldea?

—A mí no me falta nada deso —respondió Sancho—. Verdad es que no tengo rocín, pero tengo un asno que vale dos veces más que el caballo de mi amo… Pues galgos no me habían de faltar, habiéndolos sobrados en mi pueblo; y más, que entonces es la caza más gustosa cuando se hace a costa ajena. (Q2, 13)

Cualquier persona conoce el principio del Quijote, aunque no lo haya leído. Así comienza el capítulo primero «Que trata de la condición y ejercicio del famoso hidalgo don Quijote de la Mancha»: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho tiempo que vivía un hidalgo de los de lanza en astillero, adarga antigua, rocín flaco y galgo corredor».

Antes de describirnos algo más del protagonista, Cervantes señala de él su condición de hidalgo trasnochado y que dispone de un caballo y un galgo. Poco después nos apunta del hidalgo manchego que era «gran madrugador y amigo de la caza», por lo que no es difícil deducir que Alonso Quijano era aficionado a la caza con galgo.  La orografía llana y el clima de esta parte de la Mancha propiciaban este tipo de caza de la liebre  con galgos, práctica que ha llegado hasta nuestros días.

En el lugar de don Quijote este tipo de caza era muy común entre los hidalgos, ricos labradores y los más humildes, como le aseguraba Sancho a Tomé: «… galgos no me habían de faltar, habiéndolos sobrados en mi pueblo»

La primera imagen que don Quijote y Sancho perciben de su lugar, cuando llegan por el camino de El Toboso, es una carrera de galgos tras de una liebre, en las eras situadas en sus afueras:

Queríale responder Sancho cuando se lo estorbó ver que por aquella campaña venía huyendo una liebre, seguida de muchos galgos y cazadores, la cual temerosa, se vino a recoger y a agazapar debajo de los pies del rucio. Cogiola Sancho a mano salva… (Q2, 73)

Pero lo que hoy parece común en todos los lugares de la Mancha, en Alcázar de San Juan en tiempo de la escritura del Quijote su práctica era persistente y notoria entre sus vecinos. Tanta era su afición o necesidad a la caza con galgos, que entre los acuerdos de los alcaldes y regidores para el nombramiento de los guardas de los montes públicos del Arenal, Acebrón y la dehesa de Villacentenos, una de las condiciones que advertían a los guardas era la de no llevar galgos a los montes asignados.

En el folio 92 del Libro de Actas y Acuerdos de diciembre de 1601 ordenan a las personas nombradas para guardar sus montes  que «… ningún de los dichos guardas pueda tener galgos ni otros perros de caza ni puedan traer ni traigan en sus cabalgaduras que trajeren aguaderones sino tan solo unas alforjas ordinarias en que lleven su comida, ni menos puedan andar en compañía de las personas que anduvieren a caza»

Estas obligaciones venían dadas para evitar que en lugar de vigilar la corta de madera de las encinas y la recolección de su bellota de forma ilegal, oficio para el que estaban nombrados, los guardas dedicasen su tiempo al ejercicio de la caza con galgos y que las muchas piezas cobradas se transportasen escondidas en aguaderones, un tipo de alforjas muy grandes para llevar cántaros de agua.

De la caza a la pesca en el lugar de don Quijote. La mayoría de pueblos de esta comarca declaran en sus Relaciones Topográficas de 1575 que no hay pesca en su término o la que hay es muy mala y que por ello no se pesca ni se consume.

Los ríos de esta parte de la Mancha, como el Záncara, Gigüela y Amarguillo se secaban siempre en verano, e incluso había inviernos en los que el agua ni siquiera corría por sus cauces, por lo que los peces que podían tener temporalmente eran muy pequeños e inservibles para su consumo. A excepción del río Guadiana, que corría todo el año. Pero, como el agua, los peces eran propiedad del prior de la Orden de San Juan, que mediante arriendos ofrecía su pesca, como ocurría en la villa de Argamasilla de Alba.

Los ríos Guadiana, Záncara y Gigüela atraviesan el término de Alcázar de San Juan y se unen en lo que hasta hoy se conoce como la Junta de los ríos. Poco más adelante, en los límites con el término municipal de Herencia, también aporta su caudal el río Amarguillo. Hoy es posible ver esta espectacular imagen solo los años de muy alta pluviometría, muy escasos actualmente.

A unos diez kilómetros de la villa, se juntan todos estos ríos para formar uno solo. En poco menos de dos horas de camino llano, sus vecinos tenían la posibilidad de hacerse con pescado de río fresco, en sustitución del pescado en salazón que arrieros y trajinantes traían desde Levante y Andalucía a la Mancha, y que no todos los vecinos podían pagar.

Además de pescar con caña, sedal y anzuelo, también se utilizaban garlitos con varios anzuelos y pequeñas nasas de mimbre amarradas a unas cuerdas.

Es tal la afición, o necesidad, a la pesca en Alcázar de San Juan, que en el año 1601 surgen denuncias de los agricultores por la elaboración de numerosas cespederas, unos muretes artificiales realizados con piedras y tierra, con las que se conseguía embalsar y retener el agua en los ríos durante varios meses, manteniendo vivos los peces. Así, de manera pasiva, se atrapaba con cierta facilidad, y en ocasiones en gran cantidad, el pescado.  

Pero estas construcciones, casi piscifactorías, ocasionaban taponamientos y desbordes en los meses de invierno cuando el caudal las desbordaba, ocasionando al salirse el río de su cauce daños en tierras, huertas y caminos de labor.

El día 14 de octubre de 1601 los alcaldes y regidores de Alcázar, ante las denuncias recibidas por agricultores y vecinos exponen:

…que de causa de que algunos vecinos de esta villa y forasteros han hecho y hacen muchas cespederas en el río Záncara para pescar y por haber tanta cantidad de las dichas cespederas tapan el río y sale fuera de madre y a echado a perder muchos huertos y haces de labor y otras heredades y los caminos por donde se va a las labores desta villa de suerte que a hecho notables daños…

Tomando la decisión de que al día siguiente un oficial del ayuntamiento vaya con la gente necesaria para demoler dichas cespederas hasta para que el río corra con normalidad.

Es tanta la pesca que se toma de sus ríos en ese invierno que pocos meses después, los mismos alcaldes y regidores alcazareños, acuerdan que la pesca se utilice para el consumo gratuito de todos los vecinos de la villa, por entonces de unos nueve a diez mil habitantes, impidiendo su comercio, con penas y multas para quienes habiendo pescado en sus ríos no lo cumpliesen.

En febrero de 1602 el escribano municipal anotaba en el Libro de Actas y Acuerdos:

Acordaron los dichos señores que se notifique a todas las personas que pescan en los ríos que están en el término de esta villa que acudan a ella con toda la pesca que tomaron de los dichos ríos para la provisión de esta villa. Sin que sean osados a vender la pesca en esta villa. So pena de seiscientos maravedíes…

Si el agua y la pesca eran propiedad del prior de la Orden de San Juan ¿cómo es posible que los vecinos de Alcázar pescaran con total inmunidad? Recordemos uno de los primeros y más antiguos documentos conservados en el AHMASJ, comentado al inicio. Al recibir en 1292 el título de villa por el rey Sancho IV le fueron otorgados, por haber nacido aquí su hijo Fernando, unos privilegios que otras villas no disfrutaban. Al ratificar estos privilegios su hijo en 1300, ya rey de Castilla, le otorgó otros, entre  ellos «la merced [d]e las pescas».

Estos antiguos privilegios fueron siempre disputa entre la villa de Alcázar y el prior de la Orden de San Juan, especialmente con su gobernador que residía habitualmente en Alcázar.

En julio de 1605, aprovechando que el Concejo de Alcázar de San Juan había nombrado a unos regidores para «ir a besar las manos de su Alteza el príncipe gran prior de San Juan» y de paso pedirle que «se sirva de remediar la necesidad de trigo para pan y sembradura» que tenía la villa ante las últimas malas cosechas que habían padecido, estos regidores le solicitan también que no arriende la pesca de los ríos, especialmente en Argamasilla de Alba, por lo poco que esto le supone a él y el mucho provecho que hace a los vecinos pobres poder pescar libremente en ellos, como es «costumbre antigua» en Alcázar de San Juan:

Item. Sinificando a Su A.[lteza] el daño que tiene a los pobres del arrendar la pesca de los ríos y lagunas y el poco provecho que tiene a Su Alteza y la defensa que tiene la villa en la costumbre antigua podría servirse de mandar que se den los dichos arrendamientos reduciéndose al estado antiguo.

«Costumbre antigua», «Reduciéndose al estado antiguo» quiere decir que se pueda pescar libremente en los ríos de su término como amparan sus privilegios  sin temer a nuevas denuncias de su gobernador, gastos en los recursos ante la Chancillería de Granada, etc.

Durante el tiempo de la escritura del Quijote son varios los documentos en los acuerdos del ayuntamiento, casi todos los años, en los que encontramos referencia a la pesca en los ríos por sus vecinos. Por ejemplo, en abril de 1608, los alcaldes y regidores tienen que tomar, de nuevo, cartas en el asunto por la construcción de las temidas cespederas en sus tres ríos:

Otro si acordaron que se pregone públicamente que todas las personas que tuvieren cespederas en los ríos de Zancara y Guadiana y Jiguela dentro del término desta villa las derriben y limpien la corriente de los dichos ríos sacando fuera de ellos las céspedes y otras cosas con [que] los tuvieren atrapados dentro de cuatro días con apercibimiento que pasado el dicho termino irán personas a su costa…

Cazar con galgo y pescar en los ríos, son artes que en Alcázar de San Juan, en tiempo de la escritura del Quijote, son tan practicadas por sus vecinos que tienen que ser reguladas e incluso sancionadas por los alcaldes y regidores de su ayuntamiento.

Estas son imágenes propias del lugar de don Quijote, especialmente la pesca en sus ríos, que en el Alcázar de San Juan se podía ver a principios del siglo XVII, mientras Cervantes escribía el Quijote. Una imagen muy difícil o imposible de ver en la mayoría de los lugares de la comarca cervantina.

El maestro y el médico en el lugar de don Quijote

Mucho se ha hablado, y se seguirá afirmando, sin mucho rigor histórico y social, que el lugar de don Quijote debía de ser pequeño en número de vecinos, una aldea pequeña. Realmente no sé en qué edición del Quijote lo han leído, en la de Cervantes no.

El lugar de don Quijote es una villa tan grande y con suficientes recursos como para construir una fuente pública en su plaza y poder acoger a una compañía de soldados en sus casas, solo al alcance de muy pocas villas grandes de la Mancha. Como tampoco un lugar pequeño, podía mantener una escuela pública y médicos entre sus gastos municipales.

La escuela

«Advertid que Sanchico tiene ya quince años cabales, y es razón que vaya a la escuela, si es que su tío el abad le ha de dejar hecho de la Iglesia» (2, 5).

El bajo nivel educativo que había en la España rural durante la escritura del Quijote está señalado en el texto de la novela, cuando el mismísimo Sancho afirma que «yo no sé leer ni escrebir», como tampoco sabía su mujer Teresa, ni sus dos hijos. Lo mismo ocurría con Aldonza Lorenzo, Dulcinea.

En las clases sociales bajas era muy difícil encontrar a alguien que supiera leer y escribir, y mucho menos en aldeas o villas muy pequeñas, en las que por la poca disposición de recursos para contratar a un maestro y mantener una escuela lo hacía imposible, aunque el salario del maestro fuera bajo. Así, la falta de maestros y por tanto de escuela en los lugares manchegos pequeños  era lo habitual. Esta es una realidad social que no pasa desapercibida en el Quijote. Cervantes la describe, o critica con genial ironía, cuando don Quijote, por falta de papel, escribe una carta a Dulcinea en el librito de memoria que encontraron junto a la mula muerta, en medio de Sierra Morena, y le dice a Sancho:

… tú tendrás cuidado de hacerla trasladar en papel, de buena letra, en el primer lugar que hallares donde haya maestro de escuela de muchachos, o si no, cualquiera sacristán te la trasladará; y no se la des a trasladar a ningún escribano, que hacen letra procesada, que no la entenderá Satanás. (Q1, 25)

¡En el primer lugar que hallares donde haya maestro de escuela de muchachos! Cervantes evidencia la falta de maestros de escuela en la Mancha, quedando la formación de los niños en aprender a leer, escribir y contar, casi en exclusividad, a cargo de curas y clérigos en las iglesias y conventos. En niveles sociales más altos, el analfabetismo era lo infrecuente, llegando la educación en primeras letras también a las niñas, como lo muestra que las mujeres nombradas en el Quijote de clase media o alta todas sabían leer, como Dorotea, Luscinda, Zoraida en árabe, y la duquesa. También sabía leer la sobrina de don Quijote, un hidalgo.

La primera enseñanza, en los lugares que disponían de escuela y maestro, no era gratuita. Se cobraba una matrícula acordada entre los alcaldes y regidores de la villa, por lo que ante los escasos recursos económicos de las familias humildes, como la de Sancho, no todos los niños tendrían posibilidad de asistir a la escuela. Las niñas quedaban en casa aprendiendo labores, y, con el tiempo, poder llegar a servir en alguna casa o casarse, como le decía Teresa a Sancho: «Mari Sancha, vuestra hija, no se morirá si la casamos».

La edad con la que comenzaban a ir a la escuela era entre cinco y seis años. Sanchico ya tenía ¡quince años cabales!, una edad tardía para comenzar en las primeras letras. Esto era frecuente entre los muchachos, obligados a trabajar a edades muy tempranas casi de sol a sol.

Entre los ocho y diez años, sabiendo ya leer y escribir, podían iniciar en las conocidas como escuelas de gramática la segunda enseñanza en latín, empezando con el Introductiones Latinae, de Antonio de Nebrija, único texto aprobado por el Consejo Real de Castilla, en 1598. Esta formación, previa al ingreso en la Universidad, duraba unos tres años. Estas escuelas de gramática eran aún menos frecuentes en las villas pequeñas y medias.

Alcázar de San Juan disponía a inicios del s. XVII de escuelas de primeras letras donde iban los muchachos a aprender a «leer, escrivir y contar». Cuando ya los primeros Quijotes pasaban de mano en mano, los alcaldes y regidores de la villa de Alcázar de San Juan convienen, en julio de 1605, la necesidad contratar a un maestro más, a los dos que ya disponía la villa, para instruir a los muchos niños que había. Así lo anota el escribano:

En la villa de Alcazar a treinta y uno de julio de mil seiscientos y cinco años los señores alcaldes y regidores que abajo firmaron sus nombres estando juntos en su ayuntamiento a campana tañida como tienen de costumbre dixeron que por cuanto ay en esta villa necesidad de maestro para enseñar [a] los niños leer y escrivir y contar porque de presente no ay mas de dos maestros y esta villa tiene mucha vecindad y an sido informados que Gonzalo Ruiz vecino del Campo de Critana cerca a esta villa enseña a los niños y es maestro cual para ello conviene por tanto acordaron para que el dicho Gonzalo Ruiz venga a esta villa de la dicha del Campo debe asignar y asignaron de salario por un año que le cuente desde el dia que conmenzare en un año diez ducados para ayuda a pagar el alquile de una casa en que viva y asi lo acordaron y firmaron.

En enero de 1607, por «la experiencia [que] a mostrado» el maestro Gonzalo Ruiz se le asigna un salario anual de seis mil maravedís.

El médico

Mientras Cervantes escribía el Quijote, la mortalidad en España ha sido considerada como catastrófica. Además de los fallecidos en las guerras, por causas naturales y en el parto, la población española estaba sufriendo epidemias de enfermedades infecciosas, como la peste, el tifus o la difteria, agravadas por las malas condiciones alimenticias e higiénicas en la población más humilde, siendo las causas de una altísima mortalidad entre la población.

Algunas de las enfermedades no eran bien conocidas, especialmente las que afectaban a los niños, y eran estudiadas por los médicos más importantes del momento, publicándose libros sobre el conocimiento y la forma de tratarlas.

Los aspirantes a médicos debían formarse como bachilleres, cursar cuatro años de Medicina y tras dos años de prácticas y superar un examen teórico y práctico podían ya ejercer su profesión.

Aunque las villas les asignaban las mejores casas o una cierta cantidad económica para costas, los servicios que prestaban tenían que ser pagados por los propios enfermos, lo que impedía su presencia en aldeas o villas muy pequeñas.

El lugar de don Quijote contaba con al menos un médico. A él recurren cuando don Quijote «cayó malo» después de llegar a su casa desde Barcelona, donde había sido derrotado en su playa:

… porque o ya fuese de la melancolía que le causaba el verse vencido o ya por la disposición del Cielo, que así lo ordenaba, se le arraigó una calentura que le tuvo seis días en la cama…

Llamaron sus amigos al médico: tomole el pulso y no le contentó mucho, y dijo que, por sí o por no, atendiese a la salud de su alma, porque la del cuerpo corría peligro. Oyolo don Quijote con ánimo sosegado, pero no lo oyeron así su ama, su sobrina y su escudero, los cuales comenzaron a llorar tiernamente, como si ya le tuvieran muerto delante. Fue el parecer del médico que melancolías y desabrimientos le acababan. (Q2, 74)

Alcázar de San Juan, la villa con más habitantes de la comarca cervantina, contaba con el servicio de varios médicos en aquellos años. Pero ante las nuevas enfermedades que estaban apareciendo entre sus vecinos, en septiembre de 1601, sus alcaldes y regidores se reúnen, como siempre hacían, para «prover y platicar las cosas tocantes y convenientes al bien publico»:

… dixeron que atento que esta villa es de mucha vecindad y que puesto ay algunas enfermedades no conocidas de cuya causa los médicos que las curan no las conocen [acuerdan] traer un médico de fama y asista en esta villa para curar las dichas enfermedades.

En el acta nombran a cuatro comisarios, entre los alcaldes y regidores, para que hagan las diligencias oportunas para traer a dicho «médico de fama» y su salario.

Conclusión

Mediante el análisis inductivo de los condicionantes y referencias geográficas descritas en la novela he situado precisamente el lugar de don Quijote en el mapa de la comarca cervantina: Alcázar de San Juan.

Ahora, como hemos podido comprobar en este Taller de Historia Local, con el análisis deductivo de la imagen del lugar de don Quijote que en la novela nos deja el autor, hemos comprobado que coincide explícitamente, como si fuese un espejo, el texto cervantino con la imagen de Alcázar de San Juan de principios del siglo XVII, a través de las actas de su ayuntamiento conservadas en el AHMASJ.

Como cronista se entiende a un escritor que recopila y redacta hechos pasados o actuales de un lugar o una institución, dignos de ser recordados en el futuro. El título de esta ponencia podría haber sido  Cervantes, cronista del lugar de don Quijote, o quizás también Cervantes, cronista de la villa de Alcázar en el Quijote

¡Gracias!

Luis Miguel Román Alhambra

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«Hideputa», el vino con una historia por contar

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En su edición de 2023 la Sociedad Cervantina de Alcázar cuenta con un magnífico vino tinto “de una oreja” con denominación de origen la Mancha

Alcázar de San Juan, 9 de noviembre de 2023.- En la tarde del 7 de noviembre, en la sede del Consejo Regulador de la D.O. de Vinos de la Mancha, tuvo lugar la presentación del Vino Hideputa, en su edición de 2023, con una nutrida representación de toda la sociedad alcazareña en la que acompañaron a la Sociedad Cervantina de Alcázar autoridades regionales y municipales, representantes de la Administración de Justicia, de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado (Policía Nacional), hosteleros, agencias de viajes, asociaciones, miembros de la vida cultural alcazareña, deportistas, músicos y público en general, todos ellos amigos de la Sociedad, que quisieron estar presentes en esta puesta de largo.

Se trata de un vino tinto excepcional, de la Denominación de Origen la Mancha, elaborado con la variedad tempranillo y que tras el paso de 8 a 10 meses por duelas de roble ofrece un color ojo pijota profundo con ribete granate, aromas a fruta madura, tomillo, romero y lácteos. Con perfecto equilibrio entre fruta y madera.

Así lo presentó el conductor del acto, Juan José Jiménez Mazuecos, que además de hablar sobre las excelencias del vino, lo enmarcó en su contexto quijotesco ya que no en vano el nombre que lo inspira procede de la expresión que profirió Sancho Panza al engolar un buen trago de un tinto de buen sabor que él de inmediato adjudicó a nuestra denominación (al identificarlo con un vino de Ciudad Real) y tras escuchar esta parte del Cap. 13 de la Segunda Parte del Quijote en la voz de Manuel Castellanos (socio de la SCA), aportó numerosas curiosidades sobre el vino, tanto en el Quijote como en toda la obra de Cervantes.

El propio Sancho califica el vino como de “de una oreja” es decir, de calidad extraordinaria, lo que en el Siglo de Oro se calificaba de “de lo caro” o “vinos preciosos”, cuando tras el largo trago mirando al cielo en el Quijote se relata como “dejó caer la cabeza hacia un lado” (acercando una oreja al hombro), en señal de satisfacción.

Habló también de la etiqueta, diseñada a propósito para este vino por Estrella Cobo y en la ilustración quiso reflejar ese momento en el que Sancho, dándole un trajo al vino que le ofrecieron, soltó la expresión de la que estamos hablando, y como no, seguramente lo hizo en un lugar en el que se viera un horizonte, donde sus ojos se perdieran entre la infinidad de tonalidades verdes, marrones, rojizos… que componen el suelo de esta tierra que nos devuelve el fruto que necesitamos para elaborar una de las bebidas más exquisitas que conocemos.

Esta misma tierra, siempre bañada con un cálido sol, refleja en el cielo una gama inmensa de tonos azules, rosas, naranjas, que nos provocan una sensación de calidez y templanza invitándonos a tomar una copa de vino bajo el resguardo, como no, de un molino de viento.

Juan Bautista Mata, presidente de la Sociedad Cervantina de Alcázar intervino para contar a los asistentes las vicisitudes que esta asociación hubo de pasar en su intento por registrar la marca del vino (a fin de que no fuese copiado su nombre), y que no se pudo conseguir, así como la historia que atesora desde que la Sociedad tuvo la idea de elegir un vino para agasajar a los invitados a los “Almuerzos de don Quijote” y que representase a la asociación cultural, a la ciudad de Alcázar de San Juan y a la comarca manchega en el mundo cervantino, tanto dentro de España como en Hispanoamérica.

Carlos David Bonilla, presidente de la D.O. La Mancha apuntó que Cervantes y el vino van ligados de la mano, que en el Quijote se menciona el vino hasta en 43 ocasiones y que el Quijote va ligado al logotipo del vino manchego, el cual es reconocido en todo el mundo, incluyendo países como Corea y Japón por su gran calidad y sobre todo por la imagen de don Quijote cuya imagen es reconocida y venerada en todo el mundo y cada vez más asociada a la calidad del vino manchego.

Se mostró encantado de que desde el Consejo Regulador se puedan apoyar este tipo de iniciativas que permitan difundir el conocimiento y las cualidades de los vinos manchegos siempre de la mano de la literatura y de la cultura.

Cerró el acto Amparo Bremard, delegada provincial de Agricultura, Ganadería y D. Rural de la Junta de Comunidades para Ciudad Real, diciendo que con este vino Hideputa se viene a poner en valor este producto -el vino -, del que viven ochenta mil viticultores en toda la Comunidad y que su calidad no tiene nada que envidiar a los de otras regiones. Dijo que merece el apoyo de la Consejería tanto en España como en el resto de la Unión Europea para que no se pierda la pujanza de este sector agroalimentario que alcanza el 18% del PIB de Castilla-La Mancha y del que el 5% corresponde al vitivinícola.

Reconoció el carácter diferenciador del vino Hideputa y de su calidad para poner en el mapa a Alcázar de San Juan como cuna de Miguel de Cervantes.

En palabras del presentador Juanjo Jiménez, se trata de un vino que hunde sus raíces en el Siglo de Oro pero que dispone de una promoción del siglo XXI con su código QR que aporta amplia información sobre su historia y curiosidades. Con el mismo sabio consejo que dio don Quijote a Sancho: “Siendo templados en el beber considerando que el vino demasiado ni guarda secreto, ni cumple palabra”, el conductor del acto invitó a los presentes a catar el vino Hideputa y a disfrutar de él en compañía de amigos.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

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Salvador Samper en MUNDART por tercera vez y único representante de Castilla-La Mancha

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Del 8 al 22 de noviembre tendrá lugar la 9ª Edición de la Muestra de Arte Contemporáneo MUNDART MADRID en el Ateneo de Madrid, comisariada por el artista interdisciplinar Sergio Estévez en la que participa el artista alcazareño Salvador Samper Cortés junto a otros artistas de todo el panorama nacional             

Es la tercera vez en la que Samper participa en MUNDART como único representante de nuestra comunidad, presentándonos 10 obras de pequeño formato de la serie Recuerdos en Color y 2 dos versiones de clásicos de la Pintura como el Dios Marte de Velázquez o El caminante sobre el mar de nubes de Caspar David Friedrich.

Según la información del Ateneo de Madrid, con esta muestra de arte contemporáneo se promueve y profundiza el estudio de las distintas derivadas artísticas, la experimentación creativa y el pensamiento individual según puntos de vista.

Generar diálogos entre los lenguajes del arte y la reflexión creativa donde la obra creada y su admirador se funden en una verdad que acerca la contemporaneidad. Es indispensable hoy en día, conocer los medios interdisciplinarios del abanico creativo para pensar los proyectos artísticos como dispositivo, técnica y lenguaje, sobre todo desmitificar los límites de las disciplinas artísticas, sin ser necesario catalogar o encasillar una creación en uno u otro estilo,solo la posible conexión con el público sea el último y único motivo creativo.

MUNDART se va consolidando año tras año dentro del panorama cultural de Madrid como una cita de obligado cumplimiento. Cada vez son más los visitantes que se acercan a ver la Muestra que alberga pintura, fotografía y escultura de diversos autores nacionales. En la edición anterior la sala de exposiciones del Ateneo se quedó pequeña en la inauguración por la gran afluencia de público existente.

Una magnífica ocasión para los amantes del arte que no se pueden perder. MUNDART MADRID 2023 se podrá visitar del 8 al 22 de noviembre en el Ateneo de Madrid, junto al Congreso de los Diputados en la calle Prado 21 en horario de visita de lunes a viernes de 10:00 a 14:00 y 17:00 a 20:00h.  Sábado de 10:00 a 14:00h.

La inauguración tendrá lugar a las 19.00 del 8 de noviembre donde se entregará el premio “Sergio Estevez-Artisophia” al mejor creador de la presente edición

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