Archivo mensual: febrero 2019

El Quijote, una ficción creíble. «La Ruta de don Quijote» de Azorín, realidad y ficción, tres siglos después

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“En esto descubrieron treinta o cuarenta molinos de viento que hay en aquel campo, y así como don Quijote los vio, dijo a su escudero:

-La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.” (1, 8)

Así comienza una nueva aventura de don Quijote, quizás la más conocida aunque no se haya leído el Quijote. Cervantes pone a prueba la valentía, o temeridad, de don Quijote ante unos molinos de viento,  amenazadores gigantes para él, en la ficción del Quijote. Por su situación geoliteraria en la novela,  y su gran número, solo pueden ser los molinos de Campo de Criptana, que aún en 1750 su número era de treinta y cuatro.

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En un amanecer de julio descubro así los molinos de viento de la Sierra de Criptana. Paisaje real, el mismo paisaje que se podía ver desde este camino hace cuatro siglos, algunos de estos gigantes aún conservan su maquinaria original. Cervantes así los vio. Don Miguel pasó un buen tiempo de su vida por la Mancha aunque hoy no tengamos evidencias documentales, ¡que no las tengamos no quiere decir que no existan! Los archivos españoles, locales, regionales y nacionales, siguen sin terminar de escudriñarse, aunque también es posible que muchos de los legajos, para  este quijotesco interés, se hayan perdido, quemados o vendidos, incluso al peso, simplemente para habilitar los espacios de los archivos municipales  para otros menesteres, porque aquellos documentos muy viejos o carecían de importancia para los “sabios” ediles de turno.

Para escribir el Quijote, dirigido a los lectores de principios del siglo XVII es imprescindible pasar y estar en esta tierra. El escenario de las aventuras de don Quijote, sin tener en cuenta la parte aragonesa y catalana, es evidentemente manchego, aunque hay autores que defienden que por la vaguedad de la descripción del paisaje pueden ubicarse las aventuras del hidalgo manchego en cualquier zona de las dos Castillas, e incluso de León, olvidándose de los topónimos nombrados explícitamente por Cervantes que definen los bordes de la comarca, el hábitat cercano, de Alonso Quijana el Bueno y Sancho Panza: Tembleque, Quintanar de la Orden, Argamasilla de Alba y Puerto Lápice. Comarca manchega con los molinos de viento de Campo de Criptana, únicos “gigantes” en ese número en toda Castilla, con El Toboso como referencia capital y el camino de Toledo a Murcia atravesándola.

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Quizás hoy, Cervantes, podría haberlo escrito desde algún  dispositivo conectado a internet en cualquier lugar del mundo, e incluso, en lugar de la Mancha, hacer a don Quijote cabalgar por la Quinta Avenida de Nueva York y pasar la noche entre los árboles de Central Park. ¿Habría sido el cuento muy distinto? Yo personalmente creo que no. Cervantes iba en mula y hoy nos desplazamos en aviones y trenes de alta velocidad, pero la condición humana sigue teniendo los mismas virtudes y pecados que Cervantes, con superlativa ironía, criticó en su Quijote. Pero Cervantes vivió hace cuatro siglos, y solo habiendo conocido personalmente el paisaje, y el paisanaje, de la Mancha podía hacer una historia, geográfica y humana, creíble para sus lectores. Algunos de ellos, viajeros como él, reconocieron sin duda alguna el paisaje del Quijote según pasaban sus hojas.

Cervantes transitó la Mancha por sus largos y llanos caminos, comió y durmió en sus ventas, se calentó junto al fuego reparador de aquellos alojamientos al lado de venteros, criadas, arrieros, trajinantes, cuadrilleros y oidores, y conoció y trató a sus gentes sencillas. De esa experiencia de vida por la Mancha  escribe el Quijote. Y con la imagen del paisaje manchego crea el escenario por el que lleva en la ficción a don Quijote, el medio físico por el que el Caballero de la Triste Figura va de aventura en aventura, haciendo de la geografía real de la Mancha el vínculo de la ficción del Quijote.

Las acciones, las aventuras, de don Quijote tienen implícitas críticas al hombre, sociedad, política, Iglesia y Corona, y a casi todas las instituciones coetáneas con su vida. Escoge como protagonistas a un loco y a un pobre simple con el fin de que sus palabras y hechos no puedan ser censurados por la autoridad eclesiástica que velaba por la buena moral en los libros. Evita así la censura, y para enviar su mensaje a su lector “solo” tiene que hacer creíble su cuento, también en el espacio y en el tiempo. Su memoria, fina ironía, gran humor e ingenio hacen posible este novedoso trabajo narrativo. Ha pasado mil veces por los caminos y parajes en los que enmarca las acciones del loco y el simple, ¡esta es la sencillez y credibilidad del Quijote! Realidad y ficción vinculadas por el paisaje manchego.

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Dos meses antes de la celebración del tercer centenario de la publicación de la Primera Parte del Quijote, aparecían en el periódico El Imparcial de Madrid una serie de quince artículos con el título de LA RUTA DE DON QUIJOTE, firmados por José Martínez Ruiz, “Azorín”. El joven periodista fue enviado por José Ortega Munilla, director del periódico, a la Mancha para que siguiese los caminos y lugares reales que hizo el hidalgo manchego en la ficción de Cervantes. Cómo fue el encargo en el despacho del director del periódico, nos lo contó Azorín en Madrid (1941):

“Va usted primero, naturalmente a Argamasilla de Alba. De Argamasilla creo yo que se debe usted alargar a las lagunas de Ruidera. Y como la cueva de Montesinos está cerca, baja usted a la cueva. ¿No se atreverá usted? No estará muy profunda. Y, ¿cómo va a hacer el viaje? No olvide los molinos de viento. Ni el Toboso. ¿Ha estado usted en El Toboso alguna vez? ¡Ah, antes que se me olvide! 

Y diciendo esto, don José Ortega Munilla abre un cajón, saca de él un revolver chiquito y lo pone en mis manos. Le miro atónito. No sé lo que decirle.

-No le extrañe a usted -me dice el maestro-. No sabemos lo que puede pasar. Va usted a viajar sólo por campos y montañas. En todo viaje hay una legua de mal camino. Y ahí tiene usted ese chisme, por lo que pueda tronar”

En la ruta cronológica que aparece en El Imparcial, que en ese mismo año de 1905 ante el éxito de sus artículos llegó a publicarse en un libro con el mismo título, siempre se ha tenido por cierto que Azorín se sube en un tren en la estación de Mediodía de Madrid bajándose en la estación de Argamasilla (actual estación de Cinco Casas). En el segundo artículo, EN MARCHA, describe la amena conversación con un viajero en el tren:

“-¿Va usted -le he preguntado yo- a Argamasilla de Alba?

-Sí -me ha contestado él-; yo voy a Cinco Casas.

Yo me he quedado un poco estupefacto. Si este hombre sencillo e ingenuo -he pensado- va a Cinco Casas, ¡cómo puede ir a Argamasilla? Y luego, en voz alta, he dicho cortésmente:

-Permítame usted: ¿Cómo es posible ir a Argamasilla y a Cinco Casas?

Él se ha quedado mirándome un momento en silencio; indudablemente, yo era un hombre colocado fuera de la realidad. Y, al fin, ha dicho:

-Argamasilla es Cinco Casas; pero todos le llamamos Cinco Casas…”

La línea ferroviaria de Alcázar de San Juan a Manzanares se inaugura el 1 de julio de 1860. Una de sus tres estaciones intermedias toma el nombre de Argamasilla.

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Cuando en 1914 se inaugura el tramo ferroviario desde esta estación hasta las localidades de Argamasilla y Tomelloso, cambia su nombre por la de Cinco Casas. Azorín pudo conocer esta estación en 1905 con el nombre de Argamasilla.

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La ruta de don Quijote de Azorín, publicada en El Imparcial,  también tiene parte de ficción, como el Quijote de Cervantes. Es el mismo Azorín, treinta años después, quien nos confiesa como fue realmente la ruta seguida, ¡que no es la  publicada! No llega en tren a la estación de Argamasilla (Cinco Casas) y desde allí continúa su viaje en diligencia hasta la villa ilustre de Argamasilla de Alba, sino que su destino inicial e inicio de su ruta es otro: la ciudad de Alcázar de San Juan, capital geográfica de la Mancha, como él mismo la define en su último artículo. En el periódico La Prensa de Buenos Aires, el 7 de abril de 1935, lo  podemos leer en su artículo Las Rutas Literarias:

“En cuanto a la ruta de Don Quijote, recordamos de ella muchos lances e incidentes. Lo más típico de este itinerario son los lugares de la Mancha. Y allí, en la Mancha, están Argamasilla de Alba o Lugar Nuevo, y el Toboso, y Criptana, y Alcázar de San Juan, y Puerto Lápice. Hicimos nosotros esta ruta en 1905, con motivo del centenario de la primera parte del “Quijote“. En Alcázar de San Juan alquilamos un carrito; no había entonces automóviles; si los hubiera habido, no nos hubiesen servido; los caminos no los permiten. En un carrito que guiaba un antiguo repostero que vivió y trabajó en Madrid, hicimos todo el viaje por pueblos y aldeas de la Mancha. Salimos de Alcázar de San Juan, fuimos a Argamasilla; visitamos las lagunas de Ruidera; penetramos en la cueva de Montesinos; nos detuvimos en la posada de Puerto Lápice, donde el célebre manchego veló las armas; contemplamos los molinos de viento en Criptana; hicimos una larga estación en el Toboso…”

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Azorín llega en tren a la estación de Alcázar de San Juan y desde allí comienza su viaje en el carro de Miguel, ¿nombre real o   de ficción?, ¡para el cuento da igual!, para terminar su ruta manchega  también en la misma estación ferroviaria de Alcázar de San Juan, de vuelta a Madrid. ¡Alcázar de San Juan es el inicio real de las aventuras de Azorín por la Mancha!, y de cuyo nombre no quiso acordarse, ¿de qué me suena esto?

Cervantes, como impulsor de la novela moderna, ha sido seguido en el uso de los elementos narrativos del texto (narrador, espacio y tiempo) por multitud de escritores hasta nuestra actualidad. En el mismo Quijote, definida como novela, se puede apreciar también el cuento y la crónica. El escritor pone la acción de sus protagonistas sobre un lugar en el que él mismo ha estado, o tiene información fiel de él, y describe incluso anécdotas vividas en primera persona, tal y como lo hizo Cervantes. Gracias a él y su Quijote, de esta manera tan sencilla, el escritor da credibilidad a la ficción de su novela. Azorín, en La ruta de don Quijote, realiza un viaje por la Mancha, con anécdotas y vivencias reales que después novela en sus artículos, dándoles más credibilidad. Además de cambiar el origen de su ruta,  cambia también el orden de las etapas realizadas dirigiéndose antes a Puerto Lápice que a Ruidera, quizás porque la primera salida de don Quijote fue hacia una venta donde es armado caballero y estaba muy aceptado en su época  que fue en una venta situada en Puerto Lápice. Sin la confesión de Azorín su Ruta es creíble sin duda alguna, aún en nuestros días.

El lector actual de una obra clásica, como el Quijote, siempre tiene que tener en cuenta el tiempo y espacio en el que se ha escrito, porque solo los lectores contemporáneos al autor reconocerán claramente el medio físico y humano narrado. Yo, hoy, sigo reconociendo perfectamente los caminos y parajes descritos por Azorín, e incluso el tipo de gente con el que conversó. Pero un lector de dentro de tres siglos es muy posible que no lo reconozca, e incluso tenga sus dudas si el periodista alicantino puso sus pies en la Mancha. Dudo mucho que en la Fonda de La Jantipa quede, incluso hoy, registro de su alojamiento, gastos… No habrá evidencias documentales de su paso por estos caminos y lugares, solo sus artículos y su libro. No hace mucho tiempo escribía un pequeño relato corto, que viene como ejemplo a esto:

“Amanece con mucho frío y aire en Chinchilla, ¡cuánto frío pasarían los presos en su penal hasta morir en él!, recojo mis cosas de la habitación del hotel y, después de tomar una crujiente flor manchega y un Cola Cao en la cafetería, arranco con dificultad mi viejo C5, y sigo mi ruta hacia Alicante. De pronto, sobre el horizonte, veo aparecer una gran fila de molinos eólicos, que con sus largos brazos en movimiento parecen guadañas de los hombres de Montoro queriéndome arrebañar más el IRPF…”.

Esto lo escribo en mayo de 2018. Si por cualquier casualidad estas líneas llegan a leerse dentro de cuatro siglos no duden que mi relato dará mucho que comentar entre quienes quisieran entender:

  • ¿Un penal en Chinchilla y había presos que morían de frío?
  • ¿Una flor en la Mancha que se come? ¿Qué es un Cola Cao?
  • ¿Y un C5?
  • ¿Qué es un molino eólico?
  • ¿Quiénes son y qué pretenden hacer los “hombres de Montoro”?
  • ¿Qué es el IRPF?

Hoy nadie, en España, se pararía durante esta simple lectura para seguir este relato. Algunos, todavía hoy, recordamos las crónicas de presos en el penal de Chinchilla, su castillo reconstruido en penal a finales del siglo XIX, durante la primera mitad del siglo XX, muchos aún comemos de desayuno, o de postre, una flor manchega de masa frita con azúcar y canela, y todos sabemos qué es un Cola Cao, que uno de los modelos de Citroën es el C5 y que un ministro de Hacienda del Gobierno de España, en mayo de 2018, era Cristóbal Montoro, y que entre sus funciones ministeriales es recaudar a los trabajadores el impuesto conocido como IRPF (Impuesto al Rendimiento de las Personas Físicas). El espacio elegido es evidente, de Chinchilla a Alicante por la autovía A31, como reales son los muchos molinos eólicos que generan energía eléctrica desde hace unos pocos años, que tantas veces he visto cuando he pasado por Bonete causándome mucha impresión, más aún de noche. No necesito inventar una ruta, un camino, una situación, solo el cuento de ficción. Si existe internet, o algo parecido, el avezado lector del siglo XXV pondrá en el buscador todos estos términos para entender mi cuento, y al poner “Montoro”, lo que leerá es algo así: “Montoro, municipio español de la provincia de Córdoba, Andalucía”. Mi futuro desocupado lector, si aún existe España, Andalucía y la provincia de Córdoba, no entenderá nada de nada, y menos que unos vecinos de la ciudad de Montoro sean casi unos salteadores de caminos que me pretenden cobrar a la fuerza un peaje o algo así. Este relato está escrito hoy para lectores de hoy, como el Quijote para los lectores de principios del siglo XVII.

Cervantes inició con su ingenio la narrativa moderna. Estuvo, a mí no me cabe duda alguna, en la Mancha y la hizo patria inmortal de don Quijote. Es tierra de paso, de caminos, cruces y cañadas, que van a todos los sitios imaginables, con un inmenso horizonte y una luz que engancha, y su silencio, que lo dice todo. Es tierra de encantamientos, donde un majano a lo lejos puede parecer una iglesia, un molino un gigante, donde hay locos muy cuerdos, o al revés, y sencillos doctores legos. En su cabeza, y en los cajones de su escritorio, tenía  cuentos, novelitas, anécdotas con decenas de años que mezcla en el escenario real de la Mancha con sus personajes de ficción, que tal vez conoció a sus trasuntos de carne y hueso en algún lugar de esta tierra manchega. Critica a todo y a todos, pero sin hacer sangre, con fina ironía y gran humor, y terminado su trabajo, sale de su casa de la calle del León, hacia Antón Martín y entrega la carpeta con los folios manuscritos al librero Francisco de Robles. Este cuenta los pliegos de papel que saldrán de la imprenta, pacta con Cervantes su precio, quizá incluso sin leerlos, y contrata su impresión a Juan de la Cuesta, en la imprenta que este regentaba en la calle de Atocha, dando así forma de libro al Quijote, no sin erratas y habituales manipulaciones o arreglos del cajista de turno. Así, la Mancha de don Quijote pasa a ser una abstracción de la Mancha real, vista y admirada por Cervantes.

Azorín, tres siglos después, recibe el encargo de perseguir los pasos de ficción de don Quijote, quizá también fueron los pasos reales de Cervantes, por los caminos y parajes de la Mancha de principios del siglo XX. Está convencido de que El Quijote es un libro de realidad; la Mancha, principalmente, es el campo de acción de esta novela. En la Mancha hay ahora paisajes, pueblos, aldeas, calles, tipos de labriegos y de hidalgos casi lo mismo -por no decir lo mismo- que en tiempos de Cervantes (Artículo de Azorín Sobre el Quijote publicado en 1914).

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Ha pasado muchas veces antes por la estación ferroviaria de Alcázar de San Juan de camino a Levante, su región natal, y Andalucía, y ha escuchado a empleados ferroviarios en los andenes pregonar a los viajeros el nombre de la estación y el tiempo de parada del tren en ella. Sabe que en Alcázar de San Juan es posible, con ciertas garantías, alquilar los servicios de un carro para su viaje y decide comprar el billete en la estación de Mediodía en Madrid hasta Alcázar de San Juan, aunque en su artículo lo alargue en la ficción  hasta la estación de Argamasilla. Antes ya ha pasado por esta pequeña estación camino a Andalucía y ha escuchado: ¡Argamasilla, dos minutos! Escribe su segundo artículo para enviarlo a Madrid, lo esperan impacientes para publicarlo, y ese recuerdo cercano le ayuda para terminarlo: Ya va entrando la tarde; el cansancio ha ganado ya nuestros miembros. Pero una voz acaba de gritar:

-¡Argamasilla, dos minutos!”

Azorín, como Cervantes, se aprovecha de su experiencia, de sus anécdotas reales para escribir los quince artículos inmortales de La Ruta de Don Quijote  para el periódico El Imparcial. De no haber escrito su artículo en el periódico bonaerense La Prensa, nunca habríamos sabido que así lo hizo.

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Alcázar de San Juan, capital geográfica de la Mancha para Azorín, actualmente cuenta con el título de Corazón de la Mancha, ha pasado desapercibida, a veces intencionadamente, en las rutas cervantinas que se han tratado de hacer oficialmente. Sin embargo,  la mayoría de los viajeros que han venido buscando el espíritu de don Quijote siempre han pasado y parado aquí.

“¿Habrá otro pueblo, aparte de este, más castizo, más manchego, más típico, donde más íntimamente se comprenda y se sienta la alucinación de estas campiñas rasas…?”, así comienza Azorín su despedida en el último artículo publicado en El Imparcial y su ruta por la Mancha, antes de subirse en el tren en la estación de Alcázar de San Juan con destino a Madrid.

                              Luis Miguel Román Alhambra

 

Publicado en Alcázar Lugar de don Quijote https://alcazarlugardedonquijote.wordpress.com/2019/02/28/el-quijote-una-ficcion-creible-la-ruta-de-don-quijote-de-azorin-realidad-y-ficcion-tres-siglos-despues/

 

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Sinergias entusiastas en La Mancha

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Ángel Ortega, gerente de la D.O. La Mancha, tercero por la izquierda y Juanjo Mazuecos, responsable de prensa, tercero por la derecha

La Denominación de Origen La Mancha visita la sede de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan en almuerzo de trabajo para futuros planes de divulgación conjuntos sobre el vino y la figura del Quijote 

Alcázar de San Juan, 26-02-2019.- En una primera toma de contacto, Ángel Ortega Castañeda, Gerente de la Denominación de Origen La Mancha, junto con Juanjo Mazuecos, responsable de prensa de la D.O., visitaron en la tarde del sábado la sede de la Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan.

Allí pudieron conocer de primera mano sus actividades, en una reunión distendida con los miembros de su junta directiva, con los que se dejaron las puertas abiertas para futuros planes de trabajo y acuerdos de colaboración.

Maridaje de vino y Cervantes 

Desde el primer momento, la complicidad fue mutua estableciendo sinergias de colaboración en pos de la identificación de La Mancha vitivinícola actual con la Mancha literaria, patria y solar de don Quijote y el lugar donde ocurrieron la mayoría de sus aventuras.

La Denominación de Origen coincide con la Sociedad Cervantina en que la comarca natural de La Mancha aún podría sacarle mayor partido a la figura universal del Quijote, gracias a la propaganda impagable y gratuita que nuestro mejor escritor Miguel de Cervantes hizo de ella situándola como patria de sus universales personajes don Quijote y Sancho Panza.

No en vano, la silueta en el logotipo de los vinos de La Mancha está asociada a la inmortal silueta del Caballero de la triste figura, siendo su mejor embajador cultural y promocional en el exterior.

Los representantes  de la D.O. La Mancha valoraron con interés los trabajos recientes de algunos miembros de la Sociedad Cervantina en los que ponen en valor los vinos de nuestra comarca,  porque el propio Miguel de Cervantes, que era un gran entendido en vinos, no sólo los mencionaba sino que los situaba entre los mejores de España en su obra cumbre El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha. 

Un primer acercamiento, en definitiva, que sienta las bases para una potencial colaboración futura que tendrá como objetivo fundamental identificar nuestra comarca de La Mancha con don Quijote y con el vino, algo tan obvio para nosotros los manchegos y que sin embargo es necesario trabajar para conseguir la difusión mundial de esta simbiosis.

Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

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¿Por qué estás aquí? Nueva exposición de Austión Tirado en el Museo Samper de Alcázar de San Juan

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El Museo José Luis Samper inaugura el día 1 de marzo a las 20.00,   la exposición del escultor manchego Austión Tirado bajo el título de ¿Por qué estás aquí? Es esta la primera exposición que alberga el Museo José Luis Samper en la que se pueden apreciar obras diferentes a las del  propio autor que da nombre al museo. Dos artistas manchegos podrán compartir espacio durante este mes de marzo, dos disciplinas, pintura y escultura con un trasfondo de amor a nuestra tierra y a las vivencias que tan bien han sabido plasmar a través de sus manos.

El  interés artístico de Austión  se decanta en especial por la escultura, piezas muy personales que demuestran su ser más interno en cada obra, empapándose de experiencias personales para plasmarlo y que llegue lo más posible al público.

Tras un periodo de reflexión fuera de nuestro país Austión se reencuentra consigo mismo y es en el 2016 cuando vuelve a España   y retoma de nuevo su amor por la Escultura, creando una exposición itinerante de unas 18 esculturas, de las que tres de ellas tienen medalla, entregada por la AEPE (Asociación de Pintores y Escultores de España) en el 2017 y 2018.

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La obra de Austión Tirado permite de forma consciente un viaje por nuestro interior desde el reconocimiento, la identidad  y el entendimiento, y así hacer partícipe al visitante, desembocando en un encuentro con su verdadero Yo. El visitante se sumergirá en un sinfín de emociones y experiencias que activaran el lenguaje de los sentidos, como en la eternidad del  sonido con un simple intocable gesto, en la fragancia de lo reconocido o simplemente saboreando cada experiencia con la autenticidad de nosotros mismos. Induciendo al visitante a observar la exposición desde la única visión de verdad que tenemos… la del interior, una realidad libre que nos pertenece a todos por igual.

Austión ha participado recientemente como artista invitado a la exposición “EL QUIJOTE DE SAMPER”, en el Museo del Quijote en C. Real  junto con obras de José Luis Samper y Salvador Samper, exposición que ha recorrido diferentes salas expositivas y museos con gran éxito de crítica y publico, alcanzando mas de 10000 visitas durantes sus años de exposición en diferentes lugares.

Una magnifica exposición que se inaugurará el próximo viernes 1 de marzo a las 20.00,   y que contará con la presencia del cantautor  Miguel Mayorga que amenizará en acto en el Museo José Luis Samper. La exposición finalizará  el 24 de marzo con un horario de visitas de sábados y domingos de 12.00 a 14.00.

Museo José Luis Samper  https://www.joseluissamper.com/museo/

 

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Don Quijote y Sancho Panza en Alcázar de San Juan

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Nuevo mural con los personajes más famosos de la literatura universal en el parque Cervantes de Alcázar de San Juan

Don Quijote y Sancho Panza, los personajes literarios más universalmente conocidos salidos de la pluma de Miguel de Cervantes van a lucir en las paredes frontales del auditorio del Parque Cervantes de Alcázar de San Juan. El artista Franz Campoy es quien está realizando los vistosos murales mediante la técnica de grafiti.

Franz Campoy, un joven treintañero de origen andaluz que ha estado dedicándose al ámbito educativo y artístico desde hace 10 años. Es Licenciado en Bellas Artes y con el Máster de Educación para el Profesorado de Secundaria bajo el brazo, ha recorrido gran parte de España y Polonia trabajando por difundir los conocimientos que ha ido adquiriendo en su bagaje.

Su mayor propósito era crear una Escuela de Arte Urbano, en la que de una manera organizada y coordinada se hicieran intervenciones en la vía pública, tales como paredes y otros elementos urbanos. Lo ha conseguido en Quintanar de la Orden (Toledo) donde es el director de La Escuela de Arte Urbano “Quitamanchas”.

Es también profesor de dibujo de la Escuela Municipal de Pintura de Quintanar de la Orden, localidad en la que ha realizado diversos murales en los distintos Centros Educativos de la localidad con el fin de fomentar el arte y la pintura entre los estudiantes.

Franz Campoy un gran artista.

Web https://franzcampoy.wordpress.com/  Facebook @franz_campoy

 

Ventanitas  

 

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Presentada la X Edición del Concurso Vinos de la Tierra del Quijote

Participan 1000 catadores en una cata a ciegas en la que se descorchan 1500 botellas. La inscripción comienza el día 25 de febrero en la Oficina de Turismo o en la web del concurso www.vinostierradelquijote.com 

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El día 23 de marzo se celebrará la X Edición del Concurso Regional de Vinos de la Tierra del Quijote en el pabellón Díaz Miguel, como ha indicado la concejala de Turismo, Rosa Idalia Cruz, en su presentación. Esta cata a ciegas en la que participan 1.000 personas y se catan vinos de la Tierra del Quijote, «nos sitúa en el mapa de eventos enoturísticos a nivel nacional, apunta la concejala, pero en un nivel muy elevado, en Castilla La Mancha es una de las mejores catas que se hacen».

El concurso tiene como objetivo promocionar la calidad de los vinos elaborados en Castilla-La Mancha, además de contribuir a acercar y extender la Cultura del Vino a la población en general.

Este año coincidiendo con el décimo aniversario se van a organizar nuevas actividades en colaboración con instituciones, establecimientos hosteleros y bodegas. Durante ese fin de semana, Alcázar de San Juan ofrecerá más actividades gastronómicas y culturales: se montará la Galería del Vino en colaboración con la DO La Mancha, catas en Bodegas, menús especiales en los restaurantes, molienda tradicional en el complejo molinar, visitas por los principales museos, etc. que a la vez servirán para los catadores que no consigan plaza para participar en el concurso.

Las inscripciones pueden hacerse a partir del día 25 de febrero en la Oficina de turismo o en la web del concurso www.vinostierradelquijote.com  en el plazo que estará abierto hasta el 10 de marzo. El sorteo para elegir a los participantes será el 12 de marzo.

Las bodegas, afirma la concejala, que se muestran satisfechas con el desarrollo del concurso y se interesan en la fecha de envío de os vinos. Para Cruz Campo, el concurso es «un buen testeo porque muchas veces los vinos que califican los expertos como excelentes no se acomodan tanto al gusto del consumidor». Estos vinos les dan pistas que pueden tener en cuenta en la elaboración del vino y datos sobre el gusto del consumidor último.

De media en cada edición del concurso se presentan 250 vinos y se catan un total de 1500 botellas con un sistema ante notario que asegura la rigurosidad del concurso.

Se presentan bodegas acogidas a las diferentes Denominaciones de Origen de Castilla La Mancha, además de Vinos de la Tierra de Castilla, como la D.O. Manchuela, D.O. Valdepeñas, D.O. Almansa, D.O. Jumilla, D.O. Uclés, D.O. Méntrida, D.O. Mondéjar y D.O. La Mancha.

La cata finalizará con una comida multitudinaria en la que se servirán tres platos a elegir. Rosa Idalia Cruz apuntaba que el concurso, que conlleva un importante esfuerzo logístico, se prepara para que la gente disfrute, porque ese día nos convierte en unos anfitriones de lujo para un evento que da vistosidad a Alcázar ya que es una de las referencias del turismo enológico.

Los distintivos que se entregarán a los vinos ganadores (Quijote de Oro, Quijote de Plata y Quijote de Bronce) suponen una de las certificaciones más importantes para un vino, ya que se trata del reconocimiento otorgado por más de 1.000 personas.

Ayuntamiento de Alcázar de San Juan            http://www.alcazardesanjuan.es   

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El ilustrísimo vino de Cervantes

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Miguel de Cervantes Saavedra era un gran entendido en vinos, muestra de ello son las numerosas citas que de esta bebida encontramos en sus obras, además de varias de ellas en el Quijote, también habla del vino en El Coloquio de los Perros, cuando decía «ahora salta por el licor de Esquivias famoso a la par del de Ciudad Real, San Martín y Ribadavia».

En el Licenciado Vidriera, habla de los vinos de Esquivias y de Ciudad Real (que no sólo correspondían a los de la capital manchega, sino a numerosos pueblos que no tenían nombre propio de producción de excelencia, como ocurre hoy por ejemplo con la Denominación de Origen La Mancha), a los que incluye dentro de un amplio catálogo de vinos españoles e italianos del momento.

En el prólogo de la obra Persiles y Sigismunda, donde Cervantes menciona lo que en principio podría parecer una sátira burlona -de las que acostumbraban a utilizar numerosos autores del Siglo de Oro- refiriéndose a la localidad de Esquivias, citando que esa población era conocida por sus  «ilustres linajes e ilustrísimos vinos», pero no se quedaba muy lejos de la realidad ya que el vino de Esquivias estaba reservado para la casa real y la nobleza española.

Existe una prueba documental que acredita que uno de los nobles que disfrutaba del vino de Esquivias fue el VII Duque de Medina Sidonia, que a la postre sería el que obtuvo la confianza de Felipe II para comandar la Grande y Felicísima Armada, que pretendió invadir Inglaterra.

Cervantes, durante algunos momentos de su vida, ejerció una actividad mediante la cual  gestionaba cuantiosas sumas de dinero. Uno de los cervantistas más reconocidos en la actualidad, José Manuel Lucía Megías, catedrático de Filología Románica de la Universidad Complutense de Madrid y actual Presidente de la Red de Ciudades Cervantinas, sostiene que pudo ser una especie de agente de negocios, actuando en representación de otra persona.

Luis Astrana Marín, prestigioso cervantista, en su extensa obra Vida Ejemplar y heroica de Miguel de Cervantes Saavedra, tomo IV, capítulo XLV, citaba: «Vuelto Cervantes de Toledo a Esquivias, no hay noticia suya hasta el 25 de octubre de 1586, en que es padrino de bautismo, con su esposa, de un hijo de Simón Hernández sin duda amigo suyo, se dedicaba al negocio de vinos» (así se deduce de una carta de pago, inédita que Simón Hernández, vecino de Esquivias, recibe en Valladolid de Juan Mondragón, tabernero, 824 reales en pago de 103 arrobas de vino blanco, documento de la Real Chancillería de Valladolid).

La presencia física de Cervantes en la Comarca del Quijote (El Toboso, Campo de Criptana, Tembleque, Puerto Lápice, Quintanar de la Orden y poblaciones limítrofes) no está acreditada documentalmente.

El Toboso es el lugar que más veces aparece citado en el Quijote (concretamente 165 y formando parte del nombre de su inspiradora dama, Dulcinea del Toboso, otras 130 más). Teniendo en cuenta que este lugar en la época de Cervantes era famoso por su relación con el mundo del vino, concretamente por la fabricación de sus características tinajas, no parece descabellado que pudiera haberlo visitado Cervantes en algún viaje con su amigo Simón Hernández al objeto de adquirir alguna tinaja y por ello haber conocido de primerísima mano  la localidad.

¿No podía ser esa la actividad comercial a la que se dedicó Cervantes actuando en representación de su amigo el mayorista de vinos, Simón Hernández?

Es esta una línea de investigación que podría llevar al hallazgo de documentos que pudieran existir, como por ejemplo contratos de ventas de tinajas  fabricadas en El Toboso, dentro del los fondos del Archivo Histórico Provincial de Toledo (Protocolos Notariales El Toboso), quizás de  contratos de ventas de vino en el Archivo General de la Fundación Casa Medina Sidonia de Sanlúcar de Barrameda (Cádiz), en los que pudiera aparecer Miguel de Cervantes, bien como representante o bien como testigo de alguna operación comercial.  ¿Es esta una línea de investigación a desdeñar?

 

Alonso M. Cobo.- Sociedad Cervantina de Alcázar de San Juan

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Carrera de la moneda 2019


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Organizada por el Santo Entierro será en la Plaza de España este domingo 24 de febrero de 12:00 a 14:00 h

Este domingo la Cofradía del Santo Entierro organizará la Carrera de la Moneda, conocida popularmente como “Carrera del Duro” en la época en la que las pesetas eran la moneda oficial en nuestro país.

Se trata de que los participantes aporten monedas de euro, sean del valor que sean, para formar filas en el suelo que se medirán al término de la carrera, para poder comprobar el recorrido de la solidaridad de los alcazareños.

Desde la Cofradía del Santo Entierro se pide la colaboración a toda persona que esté en disposición de aportar algo, por pequeña que esta sea, para poder alcanzar el mayor número de metros posible.

La Carrera de la Moneda se enmarca dentro de las actividades de la Campaña contra el Hambre de Manos Unidas, que este año lleva por lema LA MUJER DEL SIGLO XXI, NI INDEPENDIENTE, NI SEGURA, NI CON VOZ . También este domingo se celebrarán dentro de la misma campaña las acciones “Comparte tu tarta” y “Compra vida para regalar vida”, en la misma Plaza de España.

Cofradía Santo Entierro de Alcázar

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El colegio Picasso inaugura un «Hotel de insectos»

Una actividad del programa Alcázar, Ciudad Educadora

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Hotel de insectos colegio público Pablo Ruiz Picasso

El colegio público Pablo Ruiz Picasso cuenta con un «Hotel de insectos», una nueva instalación que forma parte del Proyecto Alcázar, Ciudad Educadora que gestionan las concejalías de Educación y Medio Ambiente del ayuntamiento. Se trata de una experiencia piloto en la que se espera que el hotel sea visitado por algunas especies como crisopas, mariquitas, escarabajos carpinteros, abejas y abejorros, avispas solitarias y mariposas, que colaboran en el control de las plagas y ayudan a la polinización de las plantas.

Un Hotel de insectos es un refugio artificial diseñado para la ocupación potencial de insectos beneficiosos con un doble cometido: controlar las plagas de insectos potencialmente dañinos o peligrosos (pulgones) y polinizar ciertas especies de plantas.

El motivo de instalar este hotel de insectos se justifica en que en algunos países de
Europa ha desaparecido casi el 75% de especies de insectos, debido al uso indiscriminado de pesticidas, pérdida de hábitat y desconocimiento. Si bien existen insectos que pueden ser perjudiciales para el hombre, son muchos más los beneficios que aportan, además de suponer un acercamiento de los escolares a la naturaleza, respeto por los animales y conocimiento de un entorno natural como el de Alcázar que ha demostrado tener gran cantidad de especies de insectos muy interesantes, algunos únicos en el mundo.

La instalación se ha hecho en el colegio Picasso porque posee un patio de recreo amplio y tiene varias especies de árboles y plantas olorosas que pueden ser frecuentadas por distintos tipos de insectos.

El hotel serviría de cobijo para insectos beneficiosos que en la ciudad carecen de huecos naturales, además es un espacio relativamente cercano al entorno natural, lo que permite ser visitado por un mayor número de especies de insectos.

Ayuntamiento de Alcázar de San Juan  http://www.alcazardesanjuan.es

 

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Luz y horizonte de la Mancha

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El Quijote es una novela de anécdotas, anécdotas de Cervantes. Un abuelo les cuenta cuentos a sus nietos, a veces  basados en acontecimientos o vivencias propias, anécdotas vividas en primera persona, quizás hace muchos años. Estoy convencido que eso es el Quijote, un cuento basado en su vida, al que salpimienta genialmente con humor e ironía.

Muchos autores se han preguntado, pero no todos dan una respuesta: ¿qué motivó a Cervantes para escoger la Mancha como patria chica de don Quijote y Sancho Panza, y escenario principal de sus aventuras? Yo también me he hecho la misma pregunta  y mi respuesta es, tan sencilla como los personajes que elige: a Cervantes le encantó esta tierra, por la luz y su horizonte tan especial.  Por algún motivo, en sus estancias por esta tierra, la luz y el horizonte de la Mancha se le quedaron grabados en su retina, otra anécdota más en su vida, en la que conoció y miró multitud de paisajes, tanto en España como fuera de ella, la elige y la utiliza como  imagen del paisaje para su cuento, el Quijote.

Estoy leyendo el principio de El espíritu de La Mancha. Pan, vino y aceite, de Dionisio Cañas, manchego de Tomelloso:

“Lo especial de la luz de La Mancha se debe a la constitución de su suelo y a las plantas que lo pueblan, tanto las silvestres como las cultivadas por el hombre. En este sentido, la luz de La Mancha cambia con las estaciones del año pero siempre hay una transparencia especial que está directamente ligada con el reflejo de la luz en el suelo y en la vegetación… esa luz, esa luminosidad no sólo viene del cielo, es una luz que emana de la tierra y sus cosas, y que captó mejor que nadie el pintor Antonio López Torres”.

Hoy no es posible ver la misma imagen del paisaje manchego tal y como lo vio Cervantes. El paisaje de la Mancha ha cambiado mucho, principalmente por la acción del hombre sobre el suelo. Ya en tiempos de Cervantes estaba en proceso este cambio por la necesidad de roturar tierras, en las que predominaba la encina y el matorral, para cultivar cereal, tan necesario para la subsistencia de  los manchegos,como para el resto de España. Esta tierra pobre, seca, casi sin nutrientes, invertía dos o tres años en volverse a poder sembrar, por lo que los barbechos eran más frecuentes que los terrenos en producción. Después, al cereal se le añadió el cultivo de la vid por lo que se siguió roturando más fanegas de tierra adehesada, haciendo ya casi imperceptible el bosque de encinas especialmente tras el desastre vitivinícola en Francia por el ataque de la filoxera, a finales del siglo XIX, lo que llevó a esta gran llanura española a ser el mayor viñedo del mundo, con nuevos colores sobre su manto. Sin embargo,los dos elementos del paisaje manchego que encantaron a Cervantes siguen inalterables en esta tierra, principalmente en esta comarca cervantina delimitada entre Tembleque, Quintanar de la Orden, Argamasilla de Alba y Puerto Lápice: su inmenso horizonte plano, que queda roto ocasionalmente por algún cerro o montes muy lejanos y que, a causa de la luz, parecen difuminarse y confundirse con la tierra.

En verano, este horizonte, como las cosas y casas del campo, se sumergen en un raro espejismo. La gran llanura y el ambiente tórrido hacen tintinear la imagen según la luz del momento, cambiando la percepción del observador a medida que este avanza por los rectos y suaves caminos manchegos. Esta imagen cambiante de la Mancha, según viajaba sobre una mula de alquiler, quizás inspiró a Cervantes para el guión de su novela. Un narrador de paisajes, Azorín, publicaba en el periódico El Imparcial, el miércoles 15 de marzo de 1905, este relato de su viaje en carro desde Argamasilla de Alba a Puerto Lápice.

“Yo extiendo la vista por esta llanura monótona; no hay ni un árbol en toda ella; no hay en toda ella ni una sombra; a trechos, cercanos unas veces, distantes otras, aparecen en medio de los anchurosos bancales sembradizos diminutos, pináculos de piedra; son los majanos; de lejos, cuando la vista los columbra allá en la línea remota del horizonte, el ánimo desesperanzado, hastiado, exasperado, cree divisar un pueblo.”

A Azorín, la luz y el horizonte de la Mancha le truecan, o encantan, unos sencillos majanos de piedras calizas en casas de un pueblo. A don Quijote, una sencilla venta le pareció un castillo. ¡Esta es la magia de la Mancha que cautivó a Cervantes!

Soy un privilegiado de haber nacido y vivir en Alcázar de San Juan, “capital geográfica de la Mancha”, como la definió Azorín cuando paseaba por sus calles. Con solo salir unos centenares de metros fuera de sus límites urbanos puedo contemplar la imagen de la Mancha que tanto impactó a Cervantes, y a cuantos quieren seguir los pasos de Rocinante. Hoy quiero ir, siguiendo la nota de Dionisio Cañas, a Tomelloso, su pueblo, que es también el pueblo de Antonio López Torres (1902-1987), para visitar el Museo Antonio López Torres, inaugurado en 1986, un año antes del fallecimiento del pintor manchego, que alberga una exposición permanente con obras donadas del propio pintor y de sus familiares. La distancia entre Alcázar y Tomelloso es de tan solo treinta kilómetros. Don Quijote sobre Rocinante habría tardado una larga jornada en llegar, yo, sobre mi “Rocinante” de ciento cuarenta caballos, en poco más de un cuarto de hora estoy en sus anchas y cuidadas calles.

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El edificio del Museo Antonio López Torres es sobrio en su fachada, que contrasta con un grandioso diseño interior, ¡otro encantamiento en la Mancha! Con amabilidad manchega, la funcionaria que recibe a los visitantes nos entrega un catálogo de la exposición y nos recomienda el sentido de la visita. Un gran retrato del pintor recibe al visitante. La mirada de Antonio López Torres “en el corral de su casa”, tierna, sencilla, observadora, me invita a leer las reflexiones que a pie de la fotografía nos dejó, válidas para tratar de interpretar el paisaje descrito por Cervantes:

“Yo no soy pintor de estudio. Tengo que tomar contacto con la Naturaleza, enfrentarme al paisaje. Necesito escuchar el crujir de las hoces en el calor calcinante del estío para dar una dimensión, una sensación de calor a la tela. Las aves han sido las grandes colaboradoras de mi obra, dándole profundidad. Yo soy un cazador furtivo de un instante, irrepetible por el milagro de la luz. Por eso lo que más he pintado han sido tablas, porque son más fáciles para captar la impresión del momento. Un mismo paisaje puede ser mil veces distinto, según el ángulo de la luz. La luz lo transforma todo“.

         “Yo no me considero pintor manchego o no manchego. Me apoyaba, básicamente en la forma y color y trataba de interpretar la naturaleza que tenía delante, la llanura manchega. Luego mi inspiración me llevó a incorporar los sonidos del campo, de los pájaros, también del espacio aéreo y la temperatura”.

         “El paisaje de la Mancha lo empecé a sentir profundamente y, encariñarme con él fue algo esencial”.

         “El problema no es de abstracción o realismo, sino reflexión, de emoción y de hipersensibilidad”.

         “Todavía cuando pinto siento una emoción fresca, aún me enfrento con problemas que resolver porque el artista es un investigador constante”         

Cañas transcribe la luz de la Mancha con palabras, López Torres la pinta. Despacio, contemplo cada una de sus obras en las que se aprecia la luz, el aire, el polvo de la Mancha, y, a lo lejos, el horizonte manchego. De nuevo la luz y el horizonte de la Mancha.  En sus cuadros, ese horizonte plano, inmenso, predomina en sus tablas pintadas al óleo. Esta misma imagen del paisaje manchego, esa anécdota, acaso vagamente, también queda implícitamente reflejada en el Quijote. Cómo decía López Torres: “El problema no es de abstracción o realismo, sino reflexión, de emoción y de hipersensibilidad”, cualidades propias de Cervantes que supo transmitir en el Quijote.

Veinticinco años antes de que López Torres comenzara a pintar la Mancha, también la dibujó otro español, Daniel Urrabieta Vierge, nuestro gran ilustrador, tan desconocido, tan olvidado por los españoles, que viajó por la Mancha a finales del siglo XIX, siguiendo los caminos del hidalgo manchego, para ilustrar magníficamente el libro de viajes que su amigo August F. Jaccaci publicaba en Nueva York en 1896 con el título On the trail of Don Quixote.

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Vierge traza una larga línea horizontal cuando dibuja esta parte de la Mancha, como nadie antes había hecho, porque los ilustradores de las ediciones del Quijote nunca habían venido a esta tierra, a excepción de Doré.

Este mismo horizonte, a veces con los lejanos Montes de Toledo al fondo, lo pinta en sus paisajes López Torres:

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Impresionado con la obra de López Torres regreso a mi pueblo, Alcázar. Desde la carretera sigo viendo horizonte y más horizonte manchego, el mismo que vio una y mil veces López Torres y supo pintar como casi nadie lo ha hecho. La luz y la línea del horizonte de la Mancha siguen aquí, inalterables, eternas, como también las apreció Vierge y Cervantes.

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Llego pronto a Alcázar de San Juan, aún me queda un rato antes de ir a comer a casa. Si Tomelloso es la cuna del maestro López Torres, Alcázar es la cuna de su mejor discípulo, el alcazareño José Luis Samper (1933-2006). Juntos salieron,  durante muchos años, a pintar el paisaje y paisanaje de la Mancha. La familia Samper tiene un museo-exposición en la casa donde vivió el pintor, abierto al público los fines de semana. Terminar esta soleada, pero fría, mañana de febrero en este coqueto Museo de Samper es todo un placer para los sentidos. De nuevo, otro encantamiento surge cuando después de pasar por un modesto patio de vecinos abres una puerta, nadie puede imaginar el tesoro que hay dentro. Me atienden sus hijos Amalia y Salvador, mostrándome más paisajes de la Mancha, de esta parte de la Mancha de don Quijote. Pronto compruebo que la luz y el horizonte manchego llenan la gran obra de Samper, como no podía ser de otra manera.


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La pintura es una abstracción de la realidad, según la interpretación del autor (en algún sitio lo he leído o me lo han contado). Hoy he podido admirar en Tomelloso y en Alcázar de San Juan, dos lugares manchegos tan cercanos, dos interpretaciones geniales del paisaje de la Mancha. Luz y horizonte manchego enmarcan los motivos de la obra del maestro y discípulo, ambos enamorados de esta tierra, su tierra, y nos han legado la imagen de la Mancha en sus tablas y lienzos, como también lo hizo, con palabras, Cervantes en el Quijote.Otra razón más para visitar esta tierra, siguiendo los pasos del hidalgo manchego, y dejarse encantar con su paisaje natural y en estos dos impresionantes museos manchegos.

Hoy he caminado por calles y plazas de Tomelloso y Alcázar. Pronto cambiaré la carretera por los caminos, seguir a Rocinante precisa ineludiblemente pisar los caminos manchegos. Aunque no de paisaje, la luz me irá cambiando la imagen de la Mancha, según la hora del día, pero la línea horizontal al fondo enmarcará siempre este lienzo natural.

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Termino la mañana de frio sábado. Llego a casa y Maite ha preparado para comer unas gachas manchegas, ¿hay mejor manera de terminar esta mañana? Es época de poda en el campo manchego, de gachas en las casas y en el campo mientras se queman los sarmientos cortados con sabiduría por los podadores. He pasado varios minutos en Tomelloso contemplando el cuadro“Podador manchego”, que también está comiendo unas gachas, ¡es tiempo de gachas en febrero en la Mancha!

Haría falta mucho tiempo para comentar lo que me han dicho cada una de las obras de López Torres y Samper. Este cuadro, por ejemplo, tiene muchos detalles que quizá pasen desapercibidos si no estamos delante de él unos minutos. El podador come junto al “corte” para no perder tiempo, hay cepas podadas al lado derecho y sin podar en el izquierdo. Come al sol, de espaldas al sol, para que los riñones no se le queden fríos y en su cabeza el pañuelo de “hierbas”, que no se quitará hasta llegar a casa, le resguarda del aire molesto de febrero o marzo. Es muy cuidadoso con sus herramientas, el hacha y la tijera, que deja bien apoyadas sobre la bolsa de esparto. Las gachas están recién hechas, fuera de la lumbre, y espera con la cuchara con las que las ha hecho a que se enfríen ligeramente. Ha nivelado perfectamente el perolillo con una piedra debajo de una de sus tres patas, antes de cortar sopa a sopa el pan candeal que tiene encima del cajón del hato con su navaja… Seguro que el día que López Torres pintaba este genial cuadro comió con este cuidadoso podador estas sencillas gachas.

                                 Luis Miguel Román Alhambra

 

Publicado en Alcázar Lugar de don Quijote https://alcazarlugardedonquijote.wordpress.com/2019/02/11/luz-y-horizonte-de-la-mancha/

 

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Colocados en Alcázar postes suministradores de bolsas de basura para perros

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Se han colocado en diferentes puntos de la ciudad

Este mobiliario urbano que a partir de ahora va a coexistir con otros elementos, consiste en un poste de chapa galvanizada fijado al suelo que es a la vez un dispensador de bolsas de basura para recogida de excrementos de animales y también incorpora un depósito de recogida donde intrioducir el contenido de los residuos recogidos.

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Es un elemento más del paisaje que facilitará a los propietarios de mascotas que velen por la limpieza de la vía pública, pero desde aquí recordamos la ciudadanía que la educación y el saber comportarse deben venir de serie en las personas y cuando se adquiere la responsabilidad del cuidado de una mascota, al igual que se vela por ella, también  hay que velar por la limpieza de nuestra ciudad y hay que colaborar en el mantenimiento de nuestro paisaje urbano lo más limpio posible.

Ventanitas

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