Franz Gómez, actor: “lo que me importa es que el público se emocione con mis obras”

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Franz Gómez nació en Pedro Muñoz, pero vive actualmente en Alcázar de San Juan. Seguro que más de una vez te has cruzado con él (acompañado de su mujer y su hija) por el pueblo y no has reparado en su persona. Es un tipo normal, pero debajo de esa apariencia de normalidad se esconde un actorazo capaz de interpretar como pocos. Su juventud no es obstáculo para que atesore una experiencia extraordinaria sobre un escenario.

Acaba de estrenar -el pasado sábado 17 de febrero- en el Teatro Cervantes de Campo de Criptana, la obra El duende de la Mancha, escrita e interpretada por él, auspiciada por la Cofradía de Jesús Cautivo y Nuestra Señora de la Amargura, con la que obtuvo un rotundo éxito.

Es Joven y sin embargo con una gran experiencia a sus espaldas. Nació y se crió en una familia que ama el teatro, su padre maestro y director de escuela siempre ha dirigido grupos de teatro aficionado que ha representado y lo sigue haciendo, obras de gran dificultad en salas y auditorios. Tanto es así, que conoció a su mujer, -la madre de Franz-, en Campanario (Extremadura) por medio del teatro.

De modo que desde bien pequeño su juego favorito era hacer teatro. Recuerda la anécdota de que un día en que vio a uno de sus hermanos hacer de don Quijote, llegó a su casa, se recortó un bigote y perilla con papel y se puso a declamar todas las frases que sus hermanos habían dicho durante los ensayos.

Cuando terminaba sus entrenamientos de futbol, corría a ver ensayar a sus padres y hermanos y solo de oírlos se aprendía los diálogos, hasta que su padre un día se percató de que al niño había que darle entrada en el reparto porque quería actuar.

Para que lo conozcáis mejor, ponemos el enlace a una cuidadosa secuencia de video elaborada con sus trabajos de interpretación (Videobook):

https://www.facebook.com/franz.human.7/videos/892475305945289/?ref=embed_video

Comenzamos con la entrevista.

Fran cuéntanos tu comienzo como actor y tu formación

Como dije en la introducción a la charla, el fútbol me gustaba bastante menos que el teatro y cuando lo tuve claro, me dediqué a ello en cuerpo y alma. Me fui a Madrid a estudiar Arte Dramático a lo largo de tres años. También tengo formación en Dirección y Dramaturgia y eso me permite ver el teatro como un todo. Además, tengo formación como Cuentacuentos, una actividad que me encanta y que me viene de lujo para actuar. ¿A quién no le gusta que le cuenten un cuento?

La primera obra que escribí para mí sólo fue Hablando con Peter (ahora ha sido revisada y actualizada y se llama Peter sin pan), la escribí con 16-17 años, se trata de las conversaciones que mantiene un mendigo con un ratón que se encuentra por la calle en medio de la ciudad. Incluso la representé en el primer año de mis estudios. Esta obra he llegado a representarla en locales tan pequeños como un bar.

Pero al final de mis estudios ya representaba en la Gran Vía Quiero ser como Rocky simultaneándolo con mi formación académica.

¿Cómo y cuándo comenzaste a actuar?

Salvo las actuaciones ya comentadas mientras cursaba mis años de estudios, al primer casting que acudí fue en Barcelona, me desplacé desde Atocha en Madrid en un tren nocturno y allí me planté. Me eligieron para mi primer papel en la película Hermano mayor y una vez que me conocieron en el mundo de la interpretación no me han faltado ocasiones para hacer anuncios diferentes.

He participado en series de TV, en Aida -por ejemplo-, pero siempre en actuaciones capitulares, es decir, en interpretaciones de un solo capítulo. También participé en Bienvenidos al Lolita, El accidente y en la serie IP. Y he aparecido en muchos anuncios, algunos para grandes empresas como Quesos García Baquero, o para Telepizza, de los que estoy muy satisfecho. Es curioso que he tenido que hacer algunas veces de Guardia Civil a pesar de mi aspecto tan poco arquetípico.

Aunque en la actualidad soy mi propio representante, es muy difícil entrar en las series y en el mundo de la interpretación si no tienes un representante. Es por tanto necesario tener una persona de estas cualidades que te introduzca en el ambiente, lo que pasa es que entonces ya no decides por ti y tienes dependencia absoluta. De la forma en que yo lo he encauzado con respecto al teatro, hago lo que verdaderamente me gusta.

¿No te asusta hacer una obra de teatro solo? por cierto… ¿quien escribe tus obras?

Al contrario, me encanta meterme en un escenario con un teatro lleno y viendo en cada momento la reacción del público, eso me gusta. Me gusta saber si están atentos y si están disfrutando. Me gusta tener esa sensación bajo control, por eso trabajo casi siempre sólo, me da la impresión de que yo voy a ser capaz de reconducir todo porque no dependo de nadie más.

Cuando dirijo teatro, porque también doy clases a los niños, me pasa lo contrario, no sé si la representación saldrá bien o no, porque a pesar de haber enseñado a los niños, luego temo que algo salga mal y eso ya no depende de mí… Es inevitable, yo hago mi trabajo tratando de que lo hagan perfecto, pero son personas y no dominar todas las variables me incomoda un poco, es algo que puede fallar y a mí me gusta tenerlo todo bajo control.

Por eso prefiero tener siempre una vista del público desde la escena, en sus caras veo si están interesados por la representación y si se están emocionando o no.

Mis obras las escribo yo mismo, elijo personajes que me gustan, personajes potentes que puedan transmitir y los hago míos, es decir, no represento, no imito al personaje, eso sería ser un buen actor. No, yo lo que hago es imbuirme del personaje, conocerlo a fondo y después hacerlo mío. Es decir, tomo el alma del personaje y se la planto a “Franz”.

Por lo tanto, habla Franz, en el registro de voz de Franz, pero en el alma de ese personaje. Y prefiero que la gente se emocione con mi actuación, con lo que digo, con la historia que estoy contando, antes de que me digan que les ha gustado mi “actuación” por haber simulado muy bien a tal o cual personaje.

¿Qué tipo de obras escribes, qué personajes te atraen?

Como he dicho, me atraen personajes que tienen mucha fuerza y luego es muy importante la historia que tienen que contar. Tienen que ser capaces de emocionar.

Por ejemplo, en mi obra El discípulo amado que es una obra sobre la Pasión de Cristo y que suelo representar en Semana Santa, tenía claro que yo no podía representar a Jesucristo, el público puede sentir rechazo si alguien lo representa, mi experiencia me dice que no conectan con el personaje.

Yo me dije voy a hacer el papel de Juan, su discípulo “amado´, al que le entregó a su madre, la Virgen, y cuento la Pasión, pero desde el punto de vista del discípulo, con una fuerza asombrosa y dejo que la gente se imagine a Jesús…  que ellos formen en su mente un “Jesús” como ellos quieran imaginarlo, dentro de la fidelidad al texto de los evangelios. Hay quienes me dicen que ver la obra es mejor que una catequesis…

Con esta obra me ocurrió una anécdota en una iglesia de Puertollano: había una imagen del sepulcro de Jesús con la Virgen a un lado y Juan al otro lado. Yo me situé en el lado de Juan. Representando la obra parecía que Juan cobraba vida y doté de gran realismo la actuación, quedaron francamente impresionados.

¿Es difícil escribir teatro y representarlo hoy cuando estamos rodeados de tanta sobreabundancia de medios de entretenimiento y ocio, con cine a la carta en nuestro móvil?

Es verdad que existen múltiples medios de distracción… y que ya resulta difícil incluso encerrarte en una sala durante una hora y pico para ver una película y sin poder mirar el móvil en todo ese tiempo.

Pero a quienes les gusta el teatro, les gusta mucho y no suelen fallar. La media de asistencia a mis representaciones es de cuarenta años para arriba, jóvenes no van ni mis amigos, ni siquiera por cumplir… Van menos personas, pero las que van al teatro les gusta mucho, son verdaderos apasionados.

Además, yo tengo claro siempre que escribo y represento mis obras, que debo hacerlo para trabajarme al público más difícil, escribo pensando en quienes van poco por el teatro. Este tipo de personas es en quienes más me fijo durante las actuaciones, y si logro atrapar su atención y que no se dispersen de la historia, eso es que la cosa va bien.

Es un reto, pero trato de conseguir que mis obran gusten al público más complicado, quiero sorprenderlo continuamente y que no se me despisten, porque con el público entregado con los que aman el teatro, con ellos cuento desde el principio con su favor, lo que es muy de agradecer.

Volviendo a mi obra El discípulo amado, me inspiré en ella viendo una procesión de Semana Santa en Campo de Criptana. Yo estaba contemplando el discurrir majestuoso de los pasos, con esas imágenes increíbles y acompañadas de esas marchas tan sentidas, que me emocioné.

Hay gente que llora de emoción al ver una procesión. ¿Y qué es esto sino una “representación” acompañada de música? Pues yo tomé esa idea y puse en boca de Juan la Pasión de Cristo y lo que trato es de emocionar con mi obra.

Entiendo la dificultad que entraña mantener a todo el publico atento todo el rato, porque a mí me también pasa, si estoy viendo una obra que no me acaba de atrapar, pierdo paulatinamente el interés y me fijo en detalles como la iluminación, los recursos, etc.  Aunque de todas las obras que veo aprendo cosas, y trato de copiar.

Copiar no es robar, es mirar como hacen otros dramaturgos determinada cosa y tu tratas de incluirla en tus representaciones a tu modo y manera y tratar de mejorarla si es posible.

¿En qué o quién te inspiras para crear tus personajes?

Aquí sale a flote mi formación como cuentacuentos. A todos nos gusta escuchar una buena historia y en cosas que le pasan a la gente, me inspiro en mis amigos, en cosas que les pasan a ellos, también en hechos históricos, en la literatura…

En muchos lugares y situaciones hay una buena historia por contar y yo trato de contarla del modo más atrayente posible. Quiero emocionar, quiero que quien asista a la representación sea capaz de vivir la obra y emocionarse.

Por ejemplo, mi obra Gitano, cuenta un caso real, aunque lógicamente adaptado, que le pasó a uno de mis amigos y cuando me enteré, pensé que eso yo tenía que contarlo.

La Semana Santa es una época muy emotiva para los cristianos y yo trato de escenificar obras que gusten, que se identifiquen con el sentir de las personas, que puedan representarse en épocas especiales como esta, pero por ejemplo también tengo una obra llamada El niño descalzo (Cuento de Navidad), especial para ser representada en esas fechas tan entrañables.

Los actores tratamos de cubrir todo el calendario para trabajar en todas las épocas del año.

¿Cuánto tardas en imaginar y llevar a escena una obra?

Depende de varios factores, si es algo muy cercano a mí, poco tiempo entre un mes y medio o dos desde que pienso la obra, la escribo y la ensayo. Este ha sido el caso de la que acabo de representar este sábado pasado en Campo de Criptana: El duende de la Mancha, es la historia de un muchacho cualquiera de la Mancha (ni siquiera le puse nombre) que hasta podría ser yo, que se encuentra un duende en el despacho de su padre y este duende le hace un recorrido por sus recuerdos, desvelándole paisajes manchegos perdidos e historias ocultas. 

Pero para esta obra que ya la tenía en mi mente y quería contarla, el proceso ha sido rápido, porque además confluyen muchos factores a favor, que yo soy un muchacho como el protagonista, que yo conozco la Mancha, los diferentes pueblos y costumbres, porque yo nací en Pedro Muñoz, pero vivo en Alcázar y he actuado en casi todos los pueblos de la provincia. Esto ayuda y mucho para el proceso de la obra. No podría haber escrito esto nadie que no sea manchego.

Preparar El discípulo amado me llevó cerca de seis meses, tuve que revisar toda la literatura religiosa y adaptarla en su lenguaje, un tanto anticuado, a un lenguaje más actual para que la gente lo pueda entender mejor, no sé por ejemplo  sustituí “verbo” por “palabra, es decir actualizando ciertos términos para que fuese más comprensible, para que los espectadores no se pierdan en palabras que conocen menos y se centren en la historia que cuento.

En cambio, si se trata de representar a un personaje histórico me gusta documentarme al máximo con toda su biografía, de sus hechos, de todo lo que le afecta. Me gusta conocer hasta los más mínimos detalles de su vida y extraer detalles que a lo mejor para otros podrían pasar desapercibidos. 

Te voy a dar una primicia, estoy trabajando sobre un personaje excepcional Juan Sebastián Elcano, que tuvo el mérito inconmensurable de dar la vuelta al mundo encima de un cascarón… Eso sí que tiene verdadero mérito y no ir a La Luna.

Pues para meterme en el pellejo del vasco me estoy leyendo todo lo que hay sobre él, incluso he conocido y me he hecho amigo de Tomás Mazón uno de los mayores especialistas mundiales en Elcano, que además es autor de la web RutaElcano.com. Para esta obra llevo cerca de un año documentándome y preparándola, me parece que tengo una gran responsabilidad en darle voz a este inmenso personaje de la historia española.

Lo que hago y no sólo con este personaje, sino con todos, es tratar de conocerlos a fondo y luego a representarlos, de la forma como eran, con la mentalidad de su época, exponer que sentimientos tenían, como actuaban, pero nunca opino sobre ellos ni sobre sus actos.

¿Y sobre Cervantes y el Quijote, que has hecho?

En el tren de los Molinos de Madrid a Campo de Criptana represento a Cervantes amenizando el trayecto a los viajeros.

Además, te adelanto que voy a estrenar pronto una obra inspirada en Cervantes, nuestro gran escritor, en la que trato de desvelar en qué se pudo inspirar para escribir el Quijote, considero que el autor tuvo que ser alguien que conociese muy bien la Mancha porque es bien difícil escribir el Quijote sin conocer la Mancha.

También preparar esta obra me está llevando bastante tiempo.

¿En qué registros te mueves mejor como actor y en que espacios escénicos te sientes más cómodo?

Me siento cómodo cuando hago mío el personaje, cuando me lo traigo a mi voz y lo hago lo más humano posible, con la mayor capacidad de emocionar, temo ser repetitivo, pero es así. 

Si el guion exige que sean dos personajes, trato de hacer los dos papeles, de hecho, en El Duende de la Mancha hago de protagonista y de duende, pero siempre con el objetivo de que no decaiga la tensión, de que el espectador este permanentemente atento y disfrute cada minuto de la obra.

En cuanto al espacio físico, he actuado en grandes teatros y en iglesias enormes, pero también en salas pequeñas y en bares sólo para un reducido grupo de clientes. Pero esto último me gusta, siento su cercanía y su complicidad.  

Si la gente no va al teatro porque prefiere irse al bar, tú tienes que irte al bar a llevarles allí el teatro… ja, ja, ja. Es una manera de intentar lograr hacer nuevos espectadores y conseguir que, si les gusta lo que hago, pueda atraerlos al teatro en mi próxima actuación.

¿Hasta cuándo disfrutaremos de Franz actuando en un escenario?

Soy joven. Aún no he cumplido ni los cuarenta y a pesar de llevar un mundo recorrido en esto del teatro es que no se hacer otra cosa. Ni hay nada que me apasione tanto… Es decir que hay Franz para rato y todavía me queda mucho que dar al público. No me veo fuera del teatro, es mi vida, o actuando, o dirigiendo o enseñando.

Llevo casi ocho años dando clases de teatro a niños en Campo de Criptana, por mis manos pasaron actores y actrices que ahora unos años después ya son profesionales, que han crecido un montón en la interpretación, de lo cual me siento orgulloso.

Ahora que vivo en Alcázar de San Juan, no estaría mal dar clases aquí si alguna entidad me contratase. Me gustaría mucho poder dar clases de interpretación en Alcázar… Incluso algún día podría abrir mi propia academia de teatro, sería un bonito proyecto… ¿quién sabe?

Y, para terminar, cuéntanos qué le dirías a los lectores de este blog sobre el teatro

Quiero decir al público que el teatro emociona mucho más que una película, porque con mi actuación hago que los espectadores se monten su propia película en la cabeza, de algún modo los hago protagonistas de esa historia y consigo emocionarlos de verdad.

Por ejemplo, si yo hablo de mi padre y no sale un autor representando a mi padre, entonces ocurre que el espectador al evocar la figura de un padre piensa en el suyo. De ese modo hace suya mi historia, tira de sus recuerdos y los mete en mi historia de forma que al final voy a convertir en protagonista al propio espectador.

Eso es mucho mas emocionante que ver a Leo di Caprio haciendo el papel de mi padre… Yo siempre pretendo ser el hilo conductor entre mi historia y el espectador.

Quiero recordar a las cofradías que se pueden animar a contar conmigo para representar mis obras en esta época que llega o en Navidad. Es bueno organizar actos diferentes fuera de lo que es habitual en la programación, de este modo dotan de contenido cultural las celebraciones de esta Semana tan importante para los cristianos. 

Además, es una manera fácil y bonita de trabajar juntos en conseguir una financiación necesaria para afrontar los gastos a los que se enfrentan en sus diferentes actividades a lo largo del año, sin tener que recurrir a subvenciones graciables.

Y al público en general, lo animo a que vaya a  disfrutar de representaciones y que quieran ver cada vez más teatro. Si van, se quedarán en él.

Y hasta aquí amigos lectores, ha llegado la interesantísima charla que hemos tenido con este gran actor que es Franz Gómez, charla en la que hemos aprendido un montón de cosas interesantes sobre el teatro y de la que nos quedamos especialmente con dos: que el actor tiene que ser capaz de emocionar al espectador y que hay que acudir a las salas a ver teatro, un espectáculo que merece la pena y que engancha cada vez más. Así que, haremos caso a Franz e iremos más al teatro.

Sólo nos queda dejaros su contacto franzgomezactor@gmail.com por si queréis contratarlo y desearle que siga siendo tan autentico.

¡Hasta siempre, amigo Franz!

Ventanitas

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