Archivo diario: 26 May, 2024

La venta donde don Quijote es armado caballero

Dedicado a un amigo de Pilas

Don Quijote llegando a la venta. Dibujo de José Jiménez Aranda (BIQ)

En el Quijote hay muchos lugares nombrados, de España y fuera de ella. Vinculados con el entorno físico cercano al lugar de don Quijote, su comarca de origen, explícitamente cinco: El Toboso, Tembleque, Quintanar [de la Orden], Argamasilla [de Alba] y Puerto Lápice, e implícitamente uno: Campo de Criptana.

El Toboso es el lugar manchego más nombrado en la novela: «… y fue, a lo que se cree, que en un lugar cerca del suyo había una moza labradora de muy buen parecer, de quien él anduvo enamorado…vino a llamarla Dulcinea del Toboso  ―porque era natural del Toboso―» (Q1, 13). Además de ser el lugar de Dulcinea, don Quijote y Sancho pasan por él al inicio y final de su tercera salida de su pueblo.

A Tembleque va a segar Sancho desde su pueblo. Era habitual, costumbre que ha llegado hasta el siglo XX, que los jornaleros agrícolas después de terminar las labores en su pueblo fuesen a los de alrededor a echar algunos jornales más que ayudasen en la pobre economía de las familias. Es Sancho quien lo nombra durante las explicaciones que daba a la duquesa a su tan deseado cuento: «Y así, digo que llegando el tal labrador a casa del dicho hidalgo convidador, que buen poso haya su ánima, que ya es muerto, y por más señas dicen que hizo una muerte de un ángel, que yo no me hallé presente, que había ido por aquel tiempo a segar a Tembleque…» (Q2, 31).

Quintanar de la Orden está nombrada en dos ocasiones, en contextos muy diferentes y muy distantes entre ellas, al principio del primer Quijote y al final del segundo. La primera es en el regreso a casa de don Quijote, después de ser nombrado burlescamente caballero por el ventero: «No había andado mucho cuando le pareció que a su diestra mano, de la espesura de un bosque que allí estaba, salían unas voces delicadas, como de persona que se quejaba…» (Q1, 4). Estas voces eran de un joven pastor, Andresillo, al que atado a una encina su amo le estaba azotando por perderle cada día una oveja del rebaño que le cuidaba, según él. Este ganadero es «Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar». Al final del segundo Quijote, encontramos la segunda referencia de Quintanar de la Orden. Don Quijote lleva enfermo seis días en la cama y Sansón Carrasco trata de animarlo, diciéndole: «que ya tenía comprados de su propio dinero dos famosos perros para guardar el ganado, el uno llamado Barcino y el otro Butrón, que se los había vendido un ganadero del Quintanar» (Q2, 74).

 Argamasilla de Alba, es nombrada al final del primer Quijote, con sus célebres vecinos los «Académicos de la Argamasilla»El «autor desta historia» nos adelanta una segunda parte, con una tercera salida de don Quijote de su casa en busca de aventuras, esta vez hacia Zaragoza. Este nuevo escenario de aventuras fuera de la Mancha, e incluso las noticias de la muerte de don Quijote, dice el autor que las conoce por unos pergaminos que un médico había encontrado en una caja de plomo, entre los cimientos de una antigua ermita que se estaba reconstruyendo: «…que contenían muchas de sus hazañas y daban noticia de la hermosura de Dulcinea del Toboso, de la figura de Rocinante, de la fidelidad de Sancho Panza y de la sepultura del mesmo don Quijote, con diferentes epitafios y elogios de su vida y costumbres… Las palabras primeras que estaban escritas en el pergamino que se halló en la caja de plomo eran estas: Los académicos de la Argamasilla, lugar de la Mancha en vida y muerte del valeroso don Quijote de la Mancha, hoc scripserunt.» (Q1, 52).

Hay muchísimos autores que mantienen que Argamasilla de Alba es el lugar de don Quijote, contraviniendo la intención explícita de Cervantes de no nombrar el lugar de don Quijote en la novela: «En un lugar de la Mancha, de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un hidalgo…» (Q1, 1). Argamasilla de Alba no es el lugar de don Quijote, pero sí delimita el sur de esta comarca donde está el famoso lugar.

De lo que no cabe duda alguna es que Argamasilla de Alba es el lugar de don Quijote, ¡pero del Quijote apócrifo de Avellaneda! Mientras Cervantes estaba terminando su segundo Quijote, un anónimo Alonso Fernández de Avellaneda imprimía en 1614 el «Segundo Tomo del Ingenioso Hidalgo Don Quixote de la Mancha», dirigido «Al Alcalde, regidores y hidalgos, de la noble villa de Argamesilla de la Mancha, patria feliz del hidalgo caballero don Quijote, lustre de profesores de la caballería andastesca» Este «inquietante Quijote de Avellaneda», como lo califica Enrique Suárez Figaredo, indigna y aguijona a Cervantes a terminar su segundo Quijote, introduciendo a última hora críticas directas hacia el enigmático autor de Tordesillas, saliendo también de la imprenta madrileña de Juan de la Cuesta en 1615.  

Anotar, porque es necesario hacerlo también, que en la Mancha que conoció y recorrió Cervantes había dos Argamasillas, hoy en la misma provincia de Ciudad Real: Argamasilla de Alba y Argamasilla de Calatrava.

Puerto Lápice, es el cuarto mojón o hito geográfico que cierra el borde de la comarca manchega de don Quijote, con El Toboso. Localidad actual de la provincia de Ciudad Real, era en tiempo de Cervantes un pequeño núcleo dentro de los límites de la villa de Herencia, compuesto por unas casas-quintería de agricultores y una venta, siendo esta propiedad de un vecino de Villafranca de los Caballeros. Con este topónimo es ya nombrado este paraje en las Relaciones Topográficas de Herencia, en 1575: «… en el término de ella está una venta que se dice el Puerto Lápice como está declarado y esto responden, y esta venta es de un particular vecino de Villafranca». Hacia este lugar van don Quijote y Sancho después de la aventura de los molinos, encontrándose con la comitiva vizcaína y de frailes de San Benito.

Campo de Criptana está nombrada implícitamente, por ser la única villa en toda la Mancha que contaba con más de treinta molinos de viento en el tiempo de la escritura del Quijote. Está muy cerca del lugar de don Quijote, porque contra uno de esos molinos entró en batalla al inicio de su segunda salida: «—La ventura va guiando nuestras cosas mejor de lo que acertáramos a desear; porque ves allí, amigo Sancho Panza, donde se descubren treinta o pocos más desaforados gigantes con quien pienso hacer batalla y quitarles a todos las vidas, con cuyos despojos comenzaremos a enriquecer; que esta es buena guerra, y es gran servicio de Dios quitar tan mala simiente de sobre la faz de la tierra.» (Q1, 8)

En mis trabajos, tanto en artículos en este blog como en publicaciones en papel, he puesto nombre a cuatro lugares más dentro de esta comarca: Alcázar de San Juan como el lugar de don Quijote, lVenta de Manjavacas donde es armado caballero don Quijote, Mota del Cuervo donde el Caballero del Verde Gabán  tenía su casa y Socuéllamos como el lugar donde Camacho y Quiteria iban a celebrar sus famosas bodas.

Sobre la venta en la que es armado caballero don Quijote se ha escrito mucho y parece que se va a seguir haciendo. Es el lugar donde el hidalgo manchego llega después de un largo día de camino a lomos de su buen Rocinante en su primera salida de su casa en busca de aventuras. Esto es lo que nos cuenta el narrador:   

Casi todo aquel día caminó sin acontecerle cosa que de contar fuese, de lo cual se desesperaba, porque quisiera topar luego con quien hacer experiencia del valor de su fuerte brazo. Autores hay que dicen que la primera aventura que le avino fue la del Puerto Lápice, otros dicen que la de los molinos de viento; pero lo que yo he podido averiguar en este caso, y lo que he hallado escrito en los anales de la Mancha, es que él anduvo todo aquel día, y, al anochecer, su rocín y él se hallaron cansados y muertos de hambre, y que, mirando a todas partes por ver si descubriría algún castillo o alguna majada de pastores donde recogerse y adonde pudiese remediar su mucha hambre y necesidad, vio, no lejos del camino por donde iba, una venta, que fue como si viera una estrella que, no a los portales, sino a los alcázares de su redención le encaminaba. Diose priesa a caminar, y llegó a ella a tiempo que anochecía. (Q1, 2)

Cervantes deja meridianamente claro a sus lectores que la primera aventura de don Quijote no es la de Puerto Lápice, ni la de la batalla contra los molinos de viento en Campo de Criptana, sino la de la venta donde es armado caballero, que tampoco nombra.

En esta parte de la Mancha, por la cercanía entre lugares, había tres ventas en sus caminos:

La Venta de Puerto Lápice.

La Venta de Manjavacas en Mota del Cuervo.

La Venta de Las Motillas entre Alcázar de San Juan y Manzanares.

Cervantes deja, a sus primeros lectores de principio del siglo XVII, situada en el mapa de la Mancha esta venta durante el regreso de don Quijote a casa desde ella. La primera aventura de don Quijote, siendo ya «caballero andante», es al poco de salir de la venta por el mismo camino que llevó el día anterior. Es la del joven Andresillo. Cerca de la venta estaba el pastor Andrés guardando el rebaño de su amo «Juan Haldudo el rico, el vecino del Quintanar». Y poco después don Quijote se encuentra de frente con una comitiva de comerciantes toledanos que iban a comprar seda a Murcia. Solo la Venta de Manjavacas se encuentra en el transitado camino de Toledo a Murcia, al este de esta comarca. Desde ella, caminando don Quijote hacia el oeste, de regreso a su casa, pudo encontrase de frente con la comitiva de mercaderes toledanos.   

Hasta el año 2011, en el que en Mi vecino Alonso, analizando estos datos en el contexto geográfico de esta parte de la Mancha, nombré por primera vez esta desaparecida Venta de Manjavacas como la venta a la que llega don Quijote en su primera salida, algunos autores situaban este episodio en la Venta Quesada, en el término de Manzanares o en la Venta de Puerto Lápice.

Veamos algunos ejemplos. A finales del siglo XVIII se editaron en España dos Quijotes que incluían por primera vez sendos mapas donde se delineaban los lugares de paso y los parajes de las aventuras de don Quijote.

Mapa del Quijote de Ibarra o de la RAE (1780)

El primero de ellos lo imprime lujosamente Joaquín Ibarra para la Real Academia de España en 1780. En él, aparece el «Mapa de una porción del Reyno de España que comprehende los parages por donde anduvo Don Quixote, y los sitios de sus aventuras. Delineado por D. Tomás López Geógrafo de S.M. según las observaciones hechas sobre el terreno por D. Joseph de Hermosilla Capitán de Ingenieros». Este mapa también fue conocido como «el de la Academia»

Tomás López se limitó a marcar y anotar el recorrido sugerido por José de Hermosilla en uno de sus mapas de España, tan reconocidos en su época. No marca el lugar de don Quijote, aunque por aproximación a las primeras aventuras parece indicar que Hermosilla se decantaba por Argamasilla de Alba. En la leyenda del mapa están numeradas las aventuras por orden cronológico a cómo sucedieron en la novela. La primera no puede ser otra que la de la venta: «1. Venta donde fue armado Caballero». En el mapa el «1» corresponde a un paraje situado entre Manzanares y Valdepeñas, donde no existía venta alguna. El geógrafo, además de la situación de esta venta inexistente, ubica la «5. Aventura de los molinos de viento» entre Argamasilla de Alba y Villarta de San Juan, donde tampoco existían molinos de viento en tiempo de la escritura del Quijote. Y la «6. Aventura de los frailes y el Vizcaino» la marca al oeste de Puerto Lápice, en medio de la Sierra de la Calderina.

Mapa del Quijote de Sancha (1791)

Unos años más tarde, en 1797, Gabriel de la Sancha imprime otro magnífico Quijote, con otro mapa nuevo, la «Carta Geográfica de los viajes de don Quixote y sitios de sus aventuras: Delineada por D. Manuel AntoRodrigsegún las observaciones históricas de D. Juan AntPellicer, Bibliotecde S.M.»

Juan Antonio Pellicer marca Argamasilla  Alba como la «patria de D. Quixote».

La venta donde es armado caballero, la primera aventura, la sitúa entre Manzanares y Villarta de San Juan. En este entorno ha existido hasta su completa demolición durante el siglo XX la Venta de Quesada. Propiedad de la familia Quesada, asentada en Manzanares en el siglo XV, esta venta no está nombrada en las Relaciones hechas en Manzanares, en enero de 1579. ¿Olvido o intención de no notificar esta venta y sus rentas?

Tres años después de la primera solicitud del rey, hecha en octubre de 1575, ante la insistencia del alcalde mayor y del gobernador del Campo de Calatrava, el alcalde Juan Sánchez, el regidor Juan Bautista Salinas y varios vecinos, entre los que se encontraba el bachiller Francisco de Quesada, se reunieron en su ayuntamiento, para dar traslado a la instrucción del rey. Si bien parece que esta venta ya estaba funcionando en aquella época, dentro de las muchas propiedades de la familia Quesada, no se dice nada de ella. Es más, no responden nada a la pregunta de «Si el pueblo fuere pasajero, en qué camino real estuviese, y las rentas que hubiere en la tierra y términos de él, y cuyas son, y lo que valen», cuando por su término pasaban caminos hacia Levante y Andalucía. Uno de los vecinos que confeccionaron las respuestas era un Quesada.

La vuelta a casa desde esta venta la marcan, no por el mismo camino que había llevado don Quijote el día anterior, como sería lo lógico, sino que sugieren otro camino alternativo para llegar a Argamasilla de Alba, donde tiene lugar la aventura del pastor Andrés y los mercaderes toledanos, inexplicablemente por alcance no de frente como nos dice el narrador: «Y habiendo andado como dos millas descubrió don Quijote un grande tropel de gente, que, como después se supo, eran unos mercaderes toledanos que iban a comprar seda a Murcia» (Q1, 4).

La aventura de los molinos de viento está señalada entre Villarta de San Juan y Manzanares, donde no había ni un solo molino de viento.

Tanto Hermosilla como Pellicer marcan ventas, existentes o no, lejos de la Venta de Puerto Lápice. Sin embargo, sí es en Puerto Lápice donde enmarcan la aventura con el vizcaíno y los frailes de San Benito, después de la aventura de los molinos, siguiendo la cronología del texto cervantino. Tener erróneamente a Argamasilla de Alba como origen de las aventuras les condicionó los demás puntos de las primeras aventuras, inventándose parajes con ventas y molinos donde nunca los ha habido.   

Un siglo después, a caballo entre los siglos XIX y XX, varios viajeros ilustres peregrinaron por la Mancha tratando de pisar los mismos caminos reales en los que Cervantes  puso a sus personajes de ficción.

Uno de ellos fue August Florian Jaccaci. Pintor y escritor franco-americano, dedicó toda su vida al arte. En 1896 publica en Nueva York On the trail of Don Quixote, con ilustraciones de su amigo español Daniel Urrabieta Vierge. Su viaje cervantino, más bien quijotesco, lo inicia en Madrid. En su estación de Mediodía toma el tren hacia Ciudad Real, donde el gobernador de la provincia le entrega una carta-orden para que le acompañe un escolta armado, allí donde lo precisara. En tren viaja hasta Manzanares donde se sube a otro tren que le dejará en la estación de Argamasilla, la actual estación de Cinco Casas. Su intención era llegar a Argamasilla de Alba y desde allí ir en busca de los parajes de las aventuras quijotescas.

Después de visitar la Cueva de Montesinos y las lagunas de Ruidera se encamina hasta Montiel, para de nuevo volver a Argamasilla. Su siguiente salida la titula: El Toboso. Según el índice, pasará en su camino por The Venta Quesada. Según la traducción al español, que hizo Esther Bautista Naranjo en Un americano en La Mancha tras las huellas de don Quijote (2010), Jaccaci describe de esta manera su llegada a esta venta, ya desmantelada:

Las ruinas eran de una importante venta, uno de los muchos lugares donde hospedarse que se podían encontrar cada pocas horas en este camino real cuando por él pasaba todo el tráfico entre Madrid y Sevilla. Si son ciertas las ingeniosas conjeturas de los estudiosos que, no sin esfuerzo, han realizado elucubraciones sobre la novela cervantina, esta venta tuvo la rara fortuna de ser visitada por don Quijote al comienzo de sus andanzas. En este patio que ahora está vacío y desierto es donde el Caballero de la Triste Figura veló sus armas antes de aquella mañana cuando el astuto y pendenciero ventero le armó caballero.

Si Puerto Lápice ha pasado a formar parte de la geografía del Quijote, además de ser realmente donde don Quijote arremete contra los frailes benitos y el escudero vizcaíno, es gracias principalmente a Azorín, seudónimo del escritor-periodista José Martínez Ruiz, que recorrió esta misma zona manchega pocos años después. Durante su viaje en 1905, año que se conmemoraba el tricentenario de la publicación del primer Quijote, escribió unos artículos publicados en el periódico El Imparcial y poco después, ante el éxito tenido,  formaron su libro La ruta de don Quijote.

Azorín, en su publicación Madrid recordaba treinta y seis años después de su peregrinación por la Mancha de don Quijote, lo que Ortega Munilla, el director del periódico, le encargó vistar: «Va usted primero, naturalmente, a Argamasilla de Alba. De Argamasilla creo yo que se debe usted alargar a las lagunas de Ruidera. Y como la cueva de Montesinos está cerca, baja usted a la cueva… No olvide los molinos de viento. Ni el Toboso…»

Ya sabemos que Azorín, como él mismo lo confesó muchos años después,  realmente el primer lugar al que llega de la Mancha en su mítica peregrinación no es Argamasilla de Alba sino a Alcázar de San Juan, y también Alcázar es el último antes de subirse al tren con destino a Madrid, después de visitar Campo de Criptana y El Toboso.

Azorín, en Alcázar de San Juan alquila un carro y llega a  Argamasilla de Alba, tal y como le indicó su director. Desde Argamasilla se traslada en carro hasta Puerto Lápice:

Ya llevamos caminando cuatro horas; son las once; hemos salido a las siete de la mañana. Atrás, casi invisible, ha quedado el pueblo de Argamasilla…Ya casi entramos en el famoso Puerto Lápice… entramos en él; son las cinco de la tarde; mañana hemos de ir a la venta famosa donde don Quijote fue armado caballero…

Fue tan amplia la lectura de  La ruta de don Quijote que quedó Puerto Lápice remarcado como el lugar donde se encontraba la venta cervantina tres siglos antes. Años después, el buen trabajo de marketing realizado por el propietario de la venta actual, hizo el resto. A los miles de viajeros y excursionistas que pasaban de Madrid a Andalucía en autobuses por sus mismas puertas, junto a la antigua carretera nacional IV, poco o nada le interesaba el texto cervantino. El guía ya les anunciaba a su salida de Madrid que iban a tener el privilegio de estar en la venta donde fue armado caballero don Quijote. Unas fotos junto al pozo, una consumición o comida típica en su buen restaurante, durante muchos años dirigido por las buenas manos de Eusebio, y vuelta al autobús, Granada o Sevilla están aún lejos. Mientras, el conductor y el guía del autobús recogían la sustanciosa comisión ofrecida por su parada. Pero ante este colosal entramado turístico-comercial poco o nada se puede hacer. Seguirán parando viajeros con la misma intención de pisar las mismas piedras del patio donde dicen que don Quijote veló sus armas junto al brocal de su pozo.

Don Quijote luchando contra el vizcaíno en Puerto Lápice. Dibujo de José Jiménez Aranda (BIQ)

Lo realmente difícil de entender es que todavía haya autores o instituciones que tratando de marcar los caminos y aventuras de don Quijote, asegurando que han leído la novela, siguen marcando esta venta de Puerto Lápice como la primera aventura de don Quijote, olvidando que la aventura que sí se produce en Puerto Lápice es la que el hidalgo manchego tuvo contra unos pobres frailes de San Benito y en la que casi mata a un escudero vizcaíno.

                                                        Luis Miguel Román Alhambra

Publicado en el Blog Alcázar Lugar de don Quijote

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Ariel Rot marida vino y música en la sede los vinos DO La Mancha

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Dentro del ciclo de experiencias gastronómicas diseñadas para las seis rutas del vino autonómicas con ENOFEST CLM

La sede de la Denominación de Origen La Mancha acogió este pasado sábado el concierto de Ariel Rot, una cita musical enmarcada en las experiencias gastronómicas diseñadas por Enofest para las seis rutas del vino en Castilla-La Mancha.

Una velada con una temperatura puramente primaveral que puso el broche a una jornada precedida por un intenso programa volcado con el enoturismo con visitas guiadas a las bodegas de la Ruta del Vino de La Mancha en los municipios vecinos de Campo de Criptana y Tomelloso.

Ariel Rot y su nuevo formato

Antes del concierto, los asistentes pudieron también disfrutar de un catering con una degustación de vinos manchegos que posteriormente fueron maridados con las propias canciones del artista porteño. Casi 90 minutos de concierto “para unos pocos privilegiados que también fueron un poco conejillos de indias”, en palabras de Ariel Rot, al poder disfrutar inaugurando un nuevo formato de conciertos interpretado a tres bandas con guitarra, contrabajo y batería.

Aunque lejos de la puesta en escena con banda en escenario de grandes espacios, Ariel Rot no obstante, deleitó al público presente con su repertorio siempre fiel a la mezcolanza del blues, jazz y otros temas del género.

Semana intensa de música y vino

De esta manera, la Denominación de Origen La Mancha mantiene su apuesta iniciada en este 2024 por acercar el vino a los diferentes públicos en sintonía con la música y la cultura. Tras haber empezado recientemente con el Vid de Daimiel,  esta semana, continuará con una completa semana con el Festial en Alcázar de San Juan durante el puente del Corpus y el Día de la Comunidad de Castilla-La Mancha.

La Denominación de Origen La Mancha también pasará por el Festival de los Sentidos de La Roda y el Zeporrock de El Toboso.

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