Emiliano González Sánchez “El matavirgen”

Virgen de la Estrella – 1932

“Sevilla tiene una cosa, que solo tiene Sevilla,

Luna, sol, flor y mantilla

Una risa y una pena

Y la Virgen Macarena

Que también es de Sevilla…

 

José Manuel Morales Cañizares

 

Paseando por las calles y callejuelas de Sevilla, mi actual residencia, pensando qué escribir este año en el Especial de Ferias y Fiestas 2011, recordaba lo unida que esta Sevilla a los alcazareños y viceversa. En la Alameda de Hércules, frente al monumento que Sevilla levantó a Pastora Pavón, más conocida como la “Niña de los Peines”, recordé que la famosa cantante sevillana puso fin a su carrera musical en Alcázar de San Juan en 1949. Ella misma, la “Niña de los Peines” dejó escrito de aquella noche: “…aquella noche lloré… ¡tenía tanta rabia de que el público no comprendiera mi cante que lloré!. Pasear por la calle Santa Ángela de la Cruz, es recordar el famoso milagro que la Santa sevillana “madre de los pobres”, obró en el alcazareño que fue objeto que Juan Pablo II la elevara a la categoría de Santa. Si pasamos por la Plaza de San Lorenzo o la calle San Fernando, los recuerdos son para el Dr. Javier Mata Peñuela, afamado médico alcazareño que tan buen recuerdo de él guardan en Sevilla: su vinculación con el deporte, las hermandades de “Los Estudiantes” y la “Soledad de San Lorenzo”, entre otros ambientes, es escuchar maravillas de este conciudadano nuestro. Hay documentación de sobra para poder hablar de todas estas personas y lo que Sevilla opina de ellos, porque han dejado huella junto a infinidad de alcazareños que residen en la capital hispalense y que llegado cada marzo se reúnen en torno a una buena comida y recuerdan tiempos vividos en nuestro Alcázar de San Juan.

Mis pasos, no obstante, me condujeron a cruzar el puente de Triana y, tras visitar la Capillita de la Virgen del Carmen que en él se encuentra y que estaba en fiestas mayores, el bullicio de la calle San Jacinto me envolvió y me condujo a la Capilla de La Estrella y comprobé que la Imagen de la Virgen del Carmen del Puente antes referida se disponía a realizar el tradicional y sevillano saludo cofrade a la Hermandad de La Estrella. Como pude, serpentee y me introduje en el interior de la Capilla trianera en el momento que los costaleros de la Virgen del Carmen reviraban al compás de “Estrella Sublime” a la Capilla de “La Valiente”. En el silencio sepulcral que reinaba en la tarde-noche sevillana del 18 de julio, mientras los costaleros realizaban su trabajo, una persona mayor susurró a otra: “si esto lo viera ahora el matavirgen”¿Matavirgen?… Esperé que terminara el saludo y mientras la Junta de Gobierno de la Hermandad de Ntro. Padre Jesús de las Penas y María Santísima de la Estrella Coronada recogían varas, bacalao y demás enseres utilizados en el recibimiento a la Hermandad del Carmen del Puente, pregunté a la persona en cuestión por el “Matavirgen”…

Todos los que nos movemos en el mundo cofrade, conocemos que la Imagen de La Estrella tiene el calificativo de “La Valiente”, porque fue la única que procesionó en la tarde del Jueves Santo de 1932, desoyendo las normas dictadas por las autoridades republicanas que habían prohibido los cultos religiosos y, mucho más, las procesiones. Me habló de unos disparos que se produjeron a la Virgen a su entrada a la Catedral… Al escuchar todo esto, recordé que hay una vieja historia que habla de un alcazareño que disparó a la Virgen de La Estrella…. ¿Sería el matavirgen?…. ¡En fin!, saque mi vena periodística y me puse a investigar… Primero en la propia Hermandad de la Estrella, posteriormente en la hemeroteca sevillana.

Mis investigaciones me llevaron a conocer que los hechos se produjeron el 24 de marzo de 1932, Jueves Santo, primera Semana Santa de la II República. Que la cofradía había salido de la Iglesia de San Jacinto hacia las cinco de la tarde y era acompañada por una riada humana. Los hechos del atentado los recogen los medios de comunicación de la época. Según contempla el diario “El Liberal” de Sevilla: «Por las calles Reyes Católicos y San Pablo se hicieron numerosas paradas para complacer a las cantadoras de saetas, que se mostraban incansables…» Según este mismo diario, “…en la calle Velázquez cayó sobre el palio de la Virgen un objeto pesado que causó el pánico de los presentes. Se trataba de una perilla de cama de forma cilíndrica que el Mayordomo de la Cofradía recogió y entregó a las fuerzas de seguridad que acompañaban el desfile de La Estrella”. La entrada de la Cofradía en la Campana, según los medios de comunicación consultados de la época, fue apoteósica, pero en la calle Sierpes fue arrojada una piedra  de grandes dimensiones al Señor de las Penas, ocasionando desperfectos en uno de los ángeles del paso, sin causar daño alguno a la Imagen del Cristo, aunque sí cayó de rebote sobre un soldado de escolta. En la Plaza de San Francisco, una comisión del Ayuntamiento republicano, con su alcalde a la cabeza, José González y Fernández de la Bandera recibió a la Cofradía y le entregó las 1000 pesetas para cubrir los gastos de la salida procesional.

“El Liberal”, por su parte, describe el grave hecho contra la Virgen de La Estrella de la siguiente forma: “Eran las ocho y media de la tarde cuando el palio de la Estrella, rodeado de una masa entusiasta, se detuvo ante la Puerta de San Miguel. Inopinadamente, y cuando mayor era el entusiasmo, una mano criminal se alzó entre la muchedumbre desde la parte más próxima a la Plaza del Triunfo, en el recodo que hace allí la Catedral, realizando dos disparos contra el paso de la Virgen, sin que por fortuna alcanzara a la imagen. Los desperfectos causados al paso fueron la rotura del parabrisas posterior y el agujereamiento del palio. El pánico fue enorme. El público saltaba atropelladamente sobre los que caían al suelo, tratando de ganar las puertas del templo para hallar un refugio seguro…”. La autoria de los hechos se atribuye a un tal Emiliano González Sánchez de 21 años de edad. De regreso a su Templo, en la calle San Jacinto, fueron arrojados huevos impregnados en gasolina al Señor de las Penas, para que al contacto con las velas estos se prendieran. Por fortuna, ninguno de los huevos entró en contacto con las velas.

La Cofradía se recogía pasadas las once de la noche, pasando a la historia de Sevilla con el apelativo de “La Valiente” para unos y “La Republicana”, para otro sector de la sociedad sevillana.

¿Quién era Emiliano González Sánchez?

Emiliano González Sánchez, había nacido en Alcázar de San Juan en 1911, marino de uno de los barcos que transportaban minerales para la fábrica de Cros, desembarcó en Sevilla. Resuelto a no seguir navegando, encontró trabajo como carpintero en un taller en la barriada de la Macarena.  Emiliano González Sánchez era anarquista, una persona con un carácter muy fuerte y con unas ideas muy particulares. En el momento de los hechos tenía 21 años, soltero, pertenecía a la CNT y trabajaba como carpintero en las obras de construcción del Hospital Militar de Sevilla. Fue detenido y condenado en el Consejo de Guerra celebrado en el antiguo Cuartel de San Hermenegildo a la pena de cuatro años,  dos meses y un día de prisión como autor de un delito de ofensa a la fuerza armada, aplicándole el agravante de “gran transcendencia del hecho”, aunque no por atentar contra la Virgen de la Estrella.

La sentencia rescatada de los Archivos Históricos Militares, considera probado que el procesado fue “señalado por el público como uno de los autores” de los disparos realizados contra la Virgen de la Estrella a las puertas de la Catedral, al igual que lo responsabilizan de ejecutar “tres disparos” contra los miembros de la Guardia Civil que lo perseguían, objetivo este de su condena. El sumario consta de más de 100 folios.

Emiliano González Sánchez, ingresó en la Prisión del Puerto de Santa María, de donde se fugó en la madrugada del 19 de mayo de 1932. En septiembre de 1933 fue detenido en Badajoz y puesto en libertad por error en el mismo mes. Fue declarado en rebeldía y se perdieron las pistas judiciales.

Se conoce que estuvo residiendo en Portugal con el nombre de Francisco López Medina. De regreso a España fue detenido  e ingresó en la Prisión de Badajoz. Emiliano González Sánchez pudo reconducir su vida en Valencia. Contrajo matrimonio con su novia sevillana de toda la vida, Ana Dapena, y trabajó como fotógrafo.

Falleció a los 54 años en la localidad conquense de Motilla del Palancar. En la actualidad sus cenizas reposan en el columbario de la Parroquia de San Manuel de Fuengirola (Málaga).

El alcazareño Emiliano González Sánchez, ha pasado a la historia por realizar dos disparos a la Imagen de La Estrella en la Semana Santa de 1932. Hecho que produjo que la Imagen adquiriera el calificativo de “La Valiente”.

Hablar en Sevilla de Alcázar de San Juan y más si es a un hermano o hermana de La Estrella, es recordar los hechos ocurridos en el 32 del siglo pasado, porque Sevilla puede perdonar, pero no olvida y este hecho tras 80 años de producirse aún está vivo en los entusiastas investigadores y conocedores de la historia de Sevilla, que pese al tiempo que vivimos, cada vez son más jóvenes los que conocen a Emiliano González Sánchez, un perfecto conocido para Sevilla, pero un total desconocido para su ciudad natal: Alcázar de San Juan.

Este año he querido que los alcazareños que lean este especial de Ferias y Fiestas conozcan a un conciudadano, totalmente desconocido y anónimo para Alcázar de San Juan, pero que  tiene su lugar en la historia de Sevilla: Emiliano González Sánchez.

¡¡¡Felices Ferias y Fiestas!!!

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Enviado por José Manuel Morales Cañizares, autor del artículo con el que ha colaborado en el especial de Feria de «El Semanal de la Mancha»

 

1 comentario

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Una respuesta a “Emiliano González Sánchez “El matavirgen”

  1. Se escribe Cros con una ese, no con dos. Por Amadeo Cros.

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